sábado, 18 de febrero de 2012

Québec... hacia allá vamos!

Mis amigos me pidieron anoche que volviera a escribir. Pablo dice que soy muy divertida, según Ana, algo así como "bastante" graciosa. Bueno, espero que este post los divierta... aunque sea un poquito ;o)

En realidad dejé de escribir por varias razones. Primero, porque no tenía más que escribir cosas negativas. Y si bien escribir es una linda terapia para mí, creo que sentía tanta negatividad alrededor mío, que verla plasmada en el blog hubiese sido demasiado.

Mi psicóloga dice que soy extremista... y pensar que le tengo que pagar por esa frase célebre! Que voy de un extremo al otro, de la generalidad, a la singularidad pero que en el medio no hay grises. Supongo que ella estaría de acuerdo con varios genios en no aceptarme jamás en ninguna institución de reconocido renombre. Después de todo, ¿quién quisiera una sionista antisemita defensora de DDHH homofóbica esquizofrénicamente lógica? No, ni siquiera yo me aceptaría. Lo que pasa es que a veces la gente no entiende, que lo que escribo es para mí, para poder sacar la mierda de adentro, que en realidad, tenemos todos en mayor o menor medida. ¿O estaré generalizando de nuevo?

Así que en esta etapa de mi vida, en la cual estoy totalmente pobre, fundida y en bancarrota (y esto sin exagerar, se los juro), decidí volver a escribir, porque de alguna forma, lo negativo se fue, y la vida me vuelve a llenar con proyectos y esperanzas. Mi relación con Ramy está más fortalecida que nunca, y aunque él odia que cuente cosas íntimas o personales, especialmente si lo involucro, debo decir que parte de la gracia de mi vida pasa por compartirla con él.

Porque después de todo, nunca me caractericé por ser una persona graciosa. Me definiría como una persona bastante gris que, por el contrario, le gusta reír mucho.. y lo hace con facilidad. Ramy, por el contrario, es un tipo super graciosa, con muecas y gestos de lo más divertido. Y que gracias a eso, ha hecho de mi 2011 un año un poquito menos gris. Porque el 2011, sí que fue difícil... pero ha cosechado sus frutos: me recibí y después de más de 10 años de posponer un proyecto tan personal, finalmente me pongo en carrera para volver de donde nunca quise partir: Québec.

Algunas personas piensan que hay un lugar en el mundo para cada uno. Otras creen que se puede ser feliz en cualquier parte. Como soy una persona bastante poco sobrenatural, no tengo muy en claro cómo es la cuestión, sólo sé que es el lugar en donde más feliz me siento. Tengo que hacerlo y terminar con el karma que me ha hecho viajar por todos los continentes del planeta buscando aquéllo que había perdido.

Primer paso: llenar muchos papeles. O mejor dicho, primero cruzar los dedos, después llenar muchos papeles. Después pasar un examen de inglés y luego otro de francés.

En estos momentos me encuentro en Buenos Aires, lidiando con inglés. A la mañana rendí el listening,el reading y el writing. Creo que me ha ido bastante bien. Ahora estoy esperando el speaking. El hdp del administrativo que me dio el horario, creo que no vio que no soy de acá, y me dio uno de los turnos más tarde... cuestión que no llegue a mi casa hasta las 11 de la noche. Total, ¿qué hace tener que tomarme un tren y después un cole hasta Rosario, esperar 3 horas y medias antes del speaking, si total la inmunda húmeda suciedad de esta ciudad de malos aires es gratuita?

Eso no es lo peor. Lo peor fue esta mañana. Si realmente creyera en las "señales", no habría rendido hoy. Ayer llegué por la tarde, y por la noche nos juntamos a comer con los amigos porteños por adopción (porque ni Brítez es porteño... mal que le pese!).

Fuimos a comer a una pizzería, como mi ciudadanía italiana lo exige, y en un estado de ansiedad insostenible, la gorda se comió 4 pedazos. Dormí con un fuego en el estómago que sentí que Cromañón era un poroto al lado de mi acidez estomacal. Me levanté bien temprano, me tomé un vaso de leche, cuestión de apagar el incendio, y salí camino al funeral. Cuando llegué al instituto de idiomas, ya sabía que debería esperar un poco. Siempre te hacen llegar bien temprano para acomodar a todo el mundo, revisar las inscripciones, los documentos de identidad, etc. Pero nunca pensé que tendría que esperar... ¡tanto tiempo! ¡Más de una hora! Mi ansiedad empezó a acumularse, mis nervios a invadirme... y lo peor de esta historia es que los cuatro pedazos empezaron a bajar por mis intestinos.

Con la agudeza de lady que me caracteriza, me levanté, tranquila pero apresurada, busqué el baño y me mandé una cagadera terrible. Adiós los cuatro pedazos de pizza. Así nomás, en un segundo. Gracias a Dios, el baño muy british, muy limpito.

Ya lista para rendir, y con mis intestinos y vejiga en su lugar, me dispuse a hacer el examen. Y creo que me fue bastante bien.

En un ratito nomas entro a rendir el speaking y me dispondré a volver a mi hogar, dulce hogar. Previo al examen, un parada por el baño... ¡pero a no preocuparse! Esta vez, me estoy meando solamente, producto de las 3 gaseosas de mierda que me tuve que tomar, en tres bares distintos, tratando de buscar un puto lugar con Internet!

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