viernes, 19 de agosto de 2011

Civilización o barbarie

IMG_5460Casa de la tribu Massai 

Viajar a Tanzania no fue una decisión fácil. Volver a África no estaba en mis planes, y después de Egipto, pensar en el África subsahariana (también conocida como “África negra”) me daba dolor de panza.

El panorama se volvió más tenebroso cuando Giancarlo (el italiano coordinador general del proyecto) nos dijo que había tenido la “fabulosa” idea de hospedarnos primero en Kenia y que viajaríamos por ruta, en un colectivo de línea normal, hasta Tanzania.

                        Same, Kilimanjaro

IMG_5173 Es difícil describir el panorama: colectivos del año del pedo, sucios, destrozados y malolientes es lo de menos. Por suerte, nunca fui una persona que se “impresionara” por la limpieza – o falta de ella. Me adapto rápido a todas las condiciones existenciales, y generalmente no me quejo de absolutamente nada cuando de condiciones de viaje se trata. En mi casa, me enseñaron a comer lo que está en el plato sin chistar y la verdad que tampoco me hago problema por dónde dormir: ¡me quedo dormida con facilidad hasta en el cine!

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Niño Massai arreando vacas

Lo dramático era imaginarme viajando con europeos en un colectivo africanoIMG_5226 durante 12 horas, con los riesgos de seguridad que eso significa y con la demencia europea como líder. Ese era  mi mayor temor. A ninguno se le ocurrió que como era el África, capaz que no había estaciones de gas en el medio y que tampoco habría ni agua ni comida en el camino. Y por lo tanto, nos quedamos 12 horas sin tomar agua ni poder comer.

Sinceramente, a pesar de todo, debo agradecer a Giancarlo por la experiencia. Sin haber vivido y estado en donde estuvimos, jamás hubiese podido conocer la verdadera Tanzania.

Conociendo a los Massai

IMG_5280 Tanzania es un país de tribus: con más de 100 tribus diferentes, 127 idiomas y multiplicidad de religiones. Un país técnicamente más pobre que Kenia, pero mi impresión fue que es mucho más rico en dignidad humana (el neoliberalismo está haciendo estragos en Kenia).

Cuando uno piensa que los asentamientos humanos más antiguos provienen de esta región del mundo, es difícil pensar en términos de “civilización” o “barbarie”. Después de todo, para esta gente, nosotros, losIMG_5321 occidentales, somos los que recién estamos aprendiendo a caminar. Invadidos por absolutamente todas las potencias del momento, desde los persas, hasta los árabes, pasando por diferentes países europeos, los tanzanos conservan sin embargo un fuerte sentido de la dignidad humana, una increíble relación con la naturaleza y el medio ambiente y una gratitud y hospitalidad inmensas.

Tanzania es un pequeño país cubierto de sabana; sólo el 4% de su territorio es cultivable aunque la mayoría de su población vive de la agricultura y camina diariamente varios kilómetros para poder obtener agua.

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El maestro en su escuela rural: los bancos bajo el árbol

En el 2006 Tanzania fue uno de los 19 países cuya deuda externa fue condonada por ser uno de los países más pobres y endeudados del mundo. Sin embargo, tiene una tasa de alfabetismo que ronda en el 78% y sus habitantes hablan en general suajili e inglés de manera natural.

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Anciana Massai de más de 90 años

Una de las tribus que visitamos fue justamente la de los Massai, un pueblo guerrero que se niega a “modernizarse” y decide cuidadosamente qué tomar de Occidente. Los Massai practican la IMG_5455 mutilación genital femenina, no les interesa que sus hijos vayan a la escuela porque son más útiles arriando vacas y miden su riqueza según la cantidad de bovinos que tenga una familia. Pueden casarse con más de una mujer mientras que la cantidad de vacas se lo permitan y la fecundidad es simplemente más mano de obra familiar. Eso sí, el teléfono celular es un elemento indispensable para estos nómades ganaderos.

En sus rostros puede verse el inicio de la humanidad, el hombre que persigue los animales para su subsistencia y que se traslada de territorio en territorio, adaptándose a los desastres naturales y las contingencias diarias. Pero los inicios de  la humanidad ya están lejos y los Massai han tenido que reconvertirse en pueblos sedentarios agricultores; algo que va sucediendo lentamente pero que el avance de la urbanización y el camIMG_5461bio climático aceleran a paso agigantado.

No llores por mí Tanzania…

La crisis empezó en el bus. Una de las italianas comenzó a llorar: “pobres africanitos”, los gallegos se dedicaron a repartir juguetes y yo lo único que pretendía era que la tierra se abriese y me tragara.

Habiendo presenciado la “civilización” característica de los  europeos en Egipto, con los italianos y los españoles me quedé corta. No me malinterpreten, mis amigos italianos y españoles sabrán cuánto los quiero, pero por Dios, ¡por algo se están hundiendo! El representante de la Junta de Galicia se dedicó a gritar, al mejor estilo Manolito, todo el safari cuando se nos indicó ESTRICTAMENTE que no debíamos emitir un solo sonido por respeto a los animales. Ni qué hablar de sus amantes en pleno proyecto pago por la Unión Europea. Claro, ¡no imaginan con qué orgullo les refregó en la cara a los pobres tanzanos cuánto debían agradecerle a la Unión Europea por haber pagado TODO!

 IMG_5654 Las leonas se tiraron a dormir la siesta

Los italianos un tema aparte: un prototipo de argento mafioso de los años ‘60, con mezcla de argento menemista de los años ‘90, potenciado por el hecho de que al menos, algo hemos aprendido IMG_5701 en Argentina y ya nadie se atreve a decir, con orgullo, que desearía ser Menem. Para los italianos, sin embargo, su sueño es ser Berlusconi. Una mezcla de católicos tercermundistas con hippies suecos subdesarrollados, los italianos son una mezcla incomprensible de alegría, gritos, buena onda, desorden y más desorden. Llegar tarde era culpa de los africanos, por supuesto, por más que nosotros éramos los que  nos levantábamos tarde, o pretendíamos imprimir las hojas necesarias para trabajar 5 minutos antes de que empiece la actividad. La única italiana pelotuda atómica que tenía el impuesto al pasaporte pago y al día, era io. El resto piensa que el impuesto es injusto, así que no lo paga.

Durante la visita a los Massai, las lágrimas de los colonizadoresIMG_5724 europeos empezaba a desfilar por sus rostros. Intenté explicarles que probablemente esta gente tenga mucho más para enseñarnos que las pelotas de tenis que repartían los gallegos; pero creo que mi mensaje jamás llegó a buen puerto.

¿Quién sobrevivirá en los próximos 50 años? ¿Nosotros, una civilización que sobre-produce, sobre-consume, explota, destroza, dilapida, arruina, desmantela y contamina? ¿O un pueblo milenario que vive según las reglas naturales de la Tierra, en respeto con todo el ecosistema que los rodea?

Hace una semana, estábamos mirando la tele con Ramy y haciendo zapping justo caímos en Avatar. Ya la habíamos visto en el cine juntos. Pero fue mirarnos a la cara, sonreírnos y saber exactamente lo que el otro estaba pensando. Avatar no es un mundo de fantasía, existe. Los que vivimos en un mundo de fantasía, somos nosotros.

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Envidio tanto esa conexión que tienen con la naturaleza, con los animales, con su entorno, con la vida, con el cielo y con la tierra. ¿Por qué mierda lloraban los europeos? Yo tenía ganas de llorar porque pensaba: “¿para qué voy a tener hijos si mi mundo se termina en menos de 50 años?, ¿cómo fue que perdimos esa capacidad de vivir en sintonía con nuestro medio?, ¿cómo fue que nos volvimos tan dependientes de un par de zapatillas, de una remera, de un desodorante, de un baño diario, de 3 comidas diarias, de un auto, de un colectivo, del supermercado, de una birome, de un lápiz, del papel, de una lata, de una computadora, de un vaso, de equipos para hacer gimnasia, de las bolsas plásticas, de las sillas, de las mesas? ¡Por Dios! ¿Cómo fue que nos volvimos TAN INÚTILES? Mi primer pensamiento fue: tengo que tirar varias cosas de mi casa.

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Ni qué hablar del safari: una reserva ecológica natural adentro del cráter de un volcán: Ngoro-Ngoro, Patrimonio de la Humanidad.

Sarmiento hablaba de “Civilización Y barbarie”. Pero éstas nunca fueron compatibles y finalmente la barbarie terminó asesinando millones de inocentes en la campaña del desierto en nombre de la “civilización”. Esa misma barbarie que lloraba ante la ausencia de una Play Station o un par de zapatillas en la villa Massai, que no podía entender que esos niños estaban muy bien alimentados, que estaban mejor protegidos de enfermedades comunes que aquéllos que habían inmigrado y lejos de los centros de “producción” de enfermedades tales como la gripe A. Esa misma barbarie que pensó en llevarle un juego de tenis a un niño Massai que camina 10 km. todos los días para arrear sus vacas y llevarlas a tomar agua.

Civilización O barbarie, esa es la cuestión. ¿De qué lado estás?

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Nota: como siempre, odio herir susceptibilidades, pero tampoco me gusta la censura. Si de algo vale  mi consejo, para este tipo de viajes, búsquese un acompañante brasilero/a. Las brasileras fueron lejos las mejor parte del viaje: divertidas, ubicadas y siempre una sonrisa, se ve que la chispa latina tira ;o)

miércoles, 6 de abril de 2011

Perdida en la ciudad

Rosario no es una ciudad muy grande en términos egipcios, sin embargo perderse a veces, puede ser muy fácil.

Ramy nunca se pierde, él va a todas partes con su GPS (hasta que se lo choreen, de más está decir). Yo por mi parte, alejada de la lectura placentera o de la descarga psicológica de mi blog, vuelvo más perdida que “turco en la neblina” (frase que suele causarle a Ramy muchísima gracia).

Hace mucho que no escribo, es cierto, pero no por ello anduve tranquila. No hice otra cosa más que andar a los saltos, ocupadísima, perdida… de tantos trámites y papelitos por firmar.

En primer lugar podríamos nombrar el trámite de la visa de residencia de Ramy. ¿Qué les puedo decir? El policía de la seccional correspondiente a nuestro domicilio nos hizo un papel sin mirar ni un solo documento. Como bien nos dijo: ¿y qué querés flaca, que te la complique? Parece ser que mi obediencia a la legalidad parece una reverenda pelotudez para este policía con lentes de sol adentro de una oficina en las penumbras, con aspecto maquiavélico y rostro de tano mafioso.

Ramy no puede creer que por todos lados se puedan hacer trámites tan “fácilmente”, con gente que no pide tarjetas de identidad ni verifica la información.

Después vino el tema de los nombres… los nombres… ¿Cómo explicarle a un burócrata del Estado Nacional Argentino que los egipcios son re banana y no tienen apellido? ¿Cómo les digo que su único nombre es Ramy, que lo que viene después son el nombre del padre, del abuelo, del bisabuelo y del tatarabuelo, y que después de todo ese mamotreo, no existen los apellidos en Egipto? Imposible. Así que se me ocurrió toda una historia: el tatarabuelo y el abuelo tenían el mismo nombre (obviamente el padre – el bisabuelo – le puso al hijo – el abuelo – el nombre de su padre – tatarabuelo). ¿Se entiende? Y por lo tanto (para los que me siguen), le expliqué a la de Migraciones, los otros dos nombre (el del padre y el del bisabuelo), son simplemente los nombres del padre y del abuelo.

Para los que aún no entienden: Ramy Nasr, es en realidad: Ramy Mohammed (padre) Nasr (abuelo) Ateya (bisa) Nasr (tatara). Pero resulta que ante mi tan elaborado plan, la de Migraciones solo se quedó con la boca abierta y no supo para dónde salir disparando. Obviamente, disparó hacia la oficina de la jefa, que sin saber tampoco qué mierda hacer con este individuo con nombre extraño y esposa muy molesta, decidió que el nombre pasaría a ser Ramy Mohammed Nasr Ateya, apellido: Nasr. Ella elaboró otra teoría, que a su vez se contradice con la partida de nacimiento de Ramy, que dice explícitamente que su único nombre es Ramy. Porque Ramy, aceptémoslo, es un tipo muy simple, pero con identidad bien complicada.

Después el otro problema era yo, que en Egipto estoy casada como Regina Fernando Calcagno (para los que no saben, Fernando es “el gordo”, alias Ferucho, alias gordito lindo, alias papá).  Porque esto de poner todos los nombres de los hombres por línea paterna se aplica a TODO EL MUNDO, hombres y mujeres, ante la carencia de los apellidos.

Uf, todo un dramón identitario… que cuesta MUCHA plata arreglar: viajes a Buenos Aires a la Embajada de Egipto, papelitos, certificaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, comida en Buenos Aires, transporte, vuelta a Rosario, vuelta a Buenos Aires para más, nuevas y mejores correcciones… y entre todo este lío, trabajar, trabajar, trabajar mucho, muchísimo, mucho… y como si no fuera poco… ayer empecé a cursar.

¿Y uds encima pretenden que me ponga a escribir en un blog? Sí claro, porque si como estuviese tan al pedo… el casorio. La tercera vez que me caso con Ramy. Ya suena gracioso, nos divertimos haciendo boludeces, riéndonos de nuestros propios destinos (ninguno de los dos jamás hubiese querido firmar un papel) y de un futuro que nos obliga a casarnos (y tal vez, a seguir casándonos). Pero felices, haciéndolo con gusto… y ante todo mucha gracia.

Me siento perdida, en una ciudad que amo pero que siento extraño, perdida de tantas responsabilidades y a veces sin saber por donde empezar… pero ante todo feliz… y eso compensa muchísimo ;o)

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lunes, 24 de enero de 2011

En el reino del revés

Llegó un 24 de diciembre a las 8.30 pm., y en contra de todos mis pronósticos, conseguir un taxi para volver a la Capital Federal fue bastante sencillo.

Llegó a un país que imaginaba el primer mundo, para chocarse con una realidad que es indescifrable. Llegó al Reino del revés.

En el Reino del revés, los árabes se llaman turco aunque no hablen el idioma turco ni jamás hayan pisado Turquía. A principios del siglo XX, cuando llegó la mayor ola inmigratoria de los países árabes, muchos musulmanes se convirtieron al cristianismo para adaptarse a la nueva sociedad que los acogía. No conocían de guerras santas, hombres bombas ni cruzadas.

Sin embargo, algunas generaciones más tarde, en el Reino del revés se ha visto: varios atentados – incluidos hombres bombas –, un presidente turco y la construcción de la mayor mezquita en Latinoamérica.

En el Reino del revés, las mujeres parecen más libres: ocupan todo tipo de cargos de poder, de hecho una mujer ocupa la silla del turco ahora, y tienen una esperanza de vida significativamente mayor a la de los hombres.

Sin embargo, él camina en la calle más perdido que turco en la neblina, sin entender muy bien por qué: ¿Por qué usan esos shorts masoquistas? ¿Por qué caminan como si estuviesen en una pasarela? ¿Por qué hacen como si no se dieran cuenta que los hombres las miran como carne?… con mayor disimulo, pero igual de repugnantes que en mi civilizado Egipto.  Y es aquí en donde yo intento cambiar sus preguntas dentro de mi mente: ¿Para quién usan esos shorts masoquistas? ¿Para quién caminan como si estuviesen en una pasarela? ¿Para quién juegan al juego del gato y del ratón?

En el Reino del revés, el sol sale por el Este, pero a nadie parece interesarle mucho. Lo único que me importa es mi hermoso balcón con vista al río, el parque con vista al río, las islas y el paisaje. Nadie tiene idea que a unos 15 mil km de distancia, todo un mundo paralelo necesita imperiosamente saber dónde está el Este, porque sin él, no existe manera de comunicarse con Dios.

En el Reino del revés, nos llenamos la boca sobra la importancia de ser un país desarrollado, copiar del “primer mundo”. Nos vivimos quejando, incesantemente, de nuestro irreparable “tercer lugar” en este mundo que nos vive jugando en contra. Porque por supuesto, de más está decirlo, TODO es culpa de otros.

Sin embargo, en el Reino del revés, a nadie le gusta pagar impuestos, pocos son los que cruzan la calle por la senda, respetan el semáforo o levantan la cagada de sus perros. Él se siente como el gran pelotudo: cada vez que ve un sorete se pregunta “¿y yo por qué tengo que levantarlo?”.

En el Reino del revés existen leyes para romper, conteiners de la basura que nadie quiere usar,  velocidades máximas para no respetar, partidos políticos para discutir, presidentes mujeres que según las malas lenguas “solo sirven para lavar los platos”, y ciudadanos que no son argentinos si son morochos, petizos, gordos, discapacitados, indígenas… y la lista sigue.

No obstante, en el Reino del revés, existe una presidente que pareciese poder hacer mucho más que lavar los platos, un sistema democrático que, aunque a muchos les duela, nos permite disentir, impuestos que hay que pagar, un Estado que afortunadamente los recolecta, sistema de educación público y laico, sistema de salud público que se da el lujo de cubrir a todos los ciudadanos del mundo “que deseen habitar suelo argentino”, derechos, garantías y mucho por construir…. ¡hasta veredas existen!

En el Reino del revés, la cerveza viene en un litro, las picadas con los amigos son el mejor momento del día después de mucho “laburo”, los médicos nos tratan con cariño y no tratan de sacarnos órganos de manera ilegal, el agua no huele a mierda, la naturaleza es un privilegio que podemos disfrutar (más allá de algún sojero hdp que quiera quemar todo… ah! y después encima no pagar impuestos!).

Así es, él llegó al Reino del revés un 24 de diciembre. Vestía suecos, medias tipo de esquiar y jeans. No, no venía de Suecia, venía de Egipto, uno de los países más cálidos del planeta: pero en ese país, la libertad de vestirse como uno quiere es una libertad inexistente.  Ahora viste shorts, ojotas y usa soquetes de verano.

En el Reino del revés, todo parece estar al revés… Pero eso no importa, porque el Este está donde cada uno quiera que esté, y ocupando el puesto 46 de desarrollo humano, él ya se siente un nuevo privilegiado…

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