domingo, 20 de diciembre de 2009

FINITO

Y al fin, terminamos: el día 19 de diciembre nos casamos oficialmente en el Ministerio de Justicia de Egipto, en la sección "Extranjeros".

La experiencia, totalmente anecdótica. Más allá de tener que haber pagado LE 50 de coima - sino no nos casaban -, Ramy haber tenido que declarar que me pagó LE 100 de dote y yo haber tenido que jurar que me casaba por Dios, los dichos del profeta Mohammed y las LE 100 que recibí de Ramy, el resto, fue pan comido! hehehe

Nunca, jamás en mi vida, me divertí tanto y me reí tanto en Egipto como ayer. Todo parecía una película cómica al mejor estilo de Gasalla. Increíble pero real.

Todo empezó el viernes. Ya teníamos los últimos papeles listos, y teníamos que ir al Ministerio de Justicia para averiguar qué más había que llevar. Pero a Ramy se le ocurrió la excelente idea de entrar a la página de la Embajada de EEUU (que es como un apéndice del Estado egipcio... o mejor dicho el Estado egipcio es como un apéndice de la Embajada de EEUU), en donde te informan cómo hacer absolutamente todos los trámites en Egipto. Y según parecía, teníamos ya todo. Faltaba ir al Ministerio de Justicia para averiguar por último si querían algún OOOOTRO sellito (después de los más de 100 que coleccionamos), cuestión de no ir al pedo. Pero el viernes, tirados en la cama, con frío y pereza, decidimos que íbamos a ir... y que fuera lo que fuera. Así que Ramy llamó a un amigo para que le saliera de testigo, al hermano (el otro testigo) y por supuesto a la mamá, para que estuviera "toda la familia".

En Egipto los únicos testigos válidos son hombres. En caso extremos, en los cuales no hubiese hombres presentes, para igualar un testigo masculino se necesitan dos mujeres. Lo mismo si los testigos no son musulmanes. Para igualar un musulmán se necesitan dos cristianos (y no quisiera imaginar cuántos judíos). Y si son mujeres cristianas, ¿necesitaríamos como cuatro? Esa es la única duda que me quedó.

El matrimonio musulmán es una transacción económica. Por lo menos la tienen más clara. El hombre está obligado a pagarle a la mujer una dote, en caso de divorcio o viudez. El divorcio está permitido hasta tres veces con la misma persona. Es decir, es como si yo me caso con Ramy, me divorcio, me vuelvo a casar y así sucesivamente hasta completar tres divorcios. A lo último, el tercer divorcio, es definitivo. Está bueno, te permite hacer terapia de pareja y recapacitar acerca de tus elecciones personales :P

En el Ministerio de Justicia, ladote mínima son 25 centavos de libra (25 piastras). Y se paga al Estado un impuesto que representa un diez por ciento de la dote, siendo el mínimo 10 LE en impuestos (por eso Ramy anotó que me pagó LE 100).

Por todas estas razones, no existe "hasta que la muerte nos separe", ni "en salud o enfermedad", ni nada de esas mentiras que acarreamos del mundo judeo-cristiano occidental. Solo se jura por Dios, por los dichos de Mohammed y que uno acepta la transacción comercial que ha realizado con la otra persona para establecer un matrimonio (en mi caso, la transacción comercial de LE 100).

Y después de tantas idas y vueltas, y de que nos hacían ir a de una oficina a la otra para pagar estampillas y firmar más papeles, y de reirme mucho porque me sentía al mejor estilo historieta de Asterix, el señor que te indica en el pasillo (esa es toda su tarea), te detiene antes de llegar a la última oficina, para pedirte que compres una goma de pegar (sí, increíble) y que le des algo de guita (muy gentilmente, por supuesto).

Y llegamos a la última oficina. Y el señor, que se supone que trabaja en la oficina "Extranjeros", de casualidad hablaba 2 palabras en inglés. Llenó todos los papeles, firmaron todos los hombres antes que yo (testigos incluídos, por supuesto), y mientras que yo me divertía sacándome un pedazo de piel en la uña, de pronto el señor me dice algo y Ramy me explica que le tengo que sostener su mano derecha con mi mano derecha. Como si estuviésamos cerrando un trato. Y de pronto, el señor le hace repetir a Ramy toda una frase en árabe. Yo lo único que pensaba era: "espero que este tipo no se imagine que yo voy a decir todo eso porque vamos muertos". Y luego me mira y me dice, en su inglés básico: "Repeat". Yo lo miré, le largué una carcajada y le contesté: "pero vamos a estar toda la mañana acá adentro!". De pronto empezaron a reirse todos, inclusive los que estaban sentados en el otro mostrador (en donde se casaba una pareja, pero no sé por qué la novia no estaba presente... aunque como el tipo fue con todo más los testigos, podés casarte... es como mandar a alguien con un poder para que te compre una casa en tu nombre). El empleado mucho no se rió y me dijo nuevamente: "repeat". Increiblemente me salió lo más natural, aunque no tenía idea qué mierda estaba diciendo.

Cuando terminé de repetir, el señor puso unos sellitos más (los egipcios adoran los sellitos) y le preguntó algo a Ramy, que no llegué a entender más que América Latina, Colombia y matrimonio. Resulta que atrás nuestro estaba una pareja de una colombiana con un palestino esperando para casarse pero no tenían testigos. Así que Ramy y el hermano les salieron de testigos. Después de firmar los papeles del siuguiente casamiento nos fuimos.

Finito los trámites en Egipto. Por lo menos los civiles. Ahora queda esperar la resolución de los milicos... ¡Y empezará nuestra aventura por la Pampa! Lo mejor es que ligué 100 LE, me llevé una joyita... y a mí, me salió gratis! :o)

Besotes,
Regi
xxx

domingo, 13 de diciembre de 2009

Mi vecino, el europeo.

Mi vecino del tercer piso y yo tenemos algo en común: compartimos la llave del departamento. Así es, su cerradura y la mía son exactamente iguales.  A mí no me sorprende. Resulta que él vive en el mismo departamento que ocupamos los primeros tres meses. Y nosotros vivimos en el mismo departamento que ocupaban nuestros amigos franceses. Un día, al olvidarse no sé quién las llaves, intentamos abrir la puerta y nos dimos cuenta que las llaves eran exactamente iguales.

Mi vecino se enteró un mañana que, obviamente, Reginita olvidó llevar las llaves y quedó afuera. Tocó el timbre, y un muchacho grandote y rubio abrió la puerta. Reginita husmeó su viejo departamento, pero sinceramente se queda con el de arriba. Le expliqué a mi vecino, que terminó siendo alemán, lo ocurrido, y obviamente me prestó la llave. Me contó que comparte el departamento con otros tres chicos; creo que son todos alemanes, europeos del norte seguro.

Hoy, Reginita, volvió a olvidar las llaves. Tocó el timbre y esta vez, otro de los muchachos, alto y rubio, abrió la puerta.

Le expliqué nuevamente que era la vecina de arriba, que me había olvidado las llaves en el trabajo (para no parecer una pelotuda que se olvida siempre las llaves en casa antes de salir) y que le agradecería me prestara las suyas un segundo. Esta vez, la respuesta fue diferente: “Aaaah… si, esta cuestión de las cerraduras. ¿Qué raro, no? Estas cosas solo suceden en Egipto”. Me entregó las llaves, abrí la puerta de casa, le devolví la llave y me quedé pensando. ¿Qué era lo raro? ¿Que el dueño del edificio se hubiese avivado y que comprara la misma cerradura para no tener que gastar en juegos de llaves distintas? A mí no me parece raro… Y me quedé pensando… ¿qué será lo tan raro? En lo personal, me parece una idea genial. Poniéndomelo a pensar mejor, ¡me juego la cabeza que en el edificio entero tenemos todos la misma cerradura y la misma llave! ¡Qué genial! Si alguna vez me vuelvo a olvidar la llave, ¡la próxima vez le voy a pedir a los vecinos  del departamento de enfrente!

Y volví a pensar. ¿Qué es lo raro? ¿La no protección a la bendita propiedad privada? Pero si son 3 estudiantes zaparrastrosos y acá no pasa nada… No hay con qué darle, las estructuras son las estructuras.

El otro día leía en el diario acerca de la discusión por la votación suiza en contra de la construcción de minaretes. Para aquellos pocos “orientalizados”, los minaretes son las torres que se construyen en las mezquitas (generalmente no menos de dos) para llamar a cada uno de los rezos diarios.  Los suizos, mediante sus famosos referéndum, decidieron decirle "NO” a la construcción de minaretes, lo que implica, bye bye mezquitas.  Parece ser que la tierra de Heidi no pega ni con cola con torres estilo arábigas – alegan los suizos - pero sí queda bien con campanas y cruces por el cielo. Allá los suizos…

Ese día me dije, si los suizos pueden hacer locuras, yo también. Armamos referéndum popular en casa (Dalí vota conmigo porque es argento) y decidimos comprar un árbol de Navidad. Especialmente en honor a mis hermanas y al mejor estilo Calcagno, es decir: no me rompan las bolas, no sé qué mierda va en la punta del árbol, me tienen todos desconcertada, no le pongo una mierda porque no me interesa, lo único que me gusta son las bolas rojas y divertirme mientras que lo armo, prender las lucecitas a la noche y cagarme de risa. Y perdón si la última frase no ha sido muy literaria.

Así que aquí les dejo nuestra nueva adquisición. El árbol ganó por unanimidad – valga la aclaración: se compraron para la ocasión un mini arbolito, bolas rojas y plateadas, guirnaldas (o alguirnaldas en árabe ;o), una campanita plateada (elección de Ramy) y cuatro piñas (dos pintadas en rojo y dos en plateado). Para Ramy se trata de su primer árbol navideño (aguante la occidentalización acelerada) y aunque no tenía la menor idea de cómo se armaba, nos cagamos de risa unas cuantas horas seguidas.  La joda salió un poco más de LE 50 (por estas tierras, más barato que ir al cine).

IMG_3803Mi vecino y yo tenemos pocas cosas en común. El viene del mundo de los referéndums, la “sociedad perfecta” y demás chirimbolos. Pero yo tengo árbol de Navidad, sin lucecitas, pero con muchas bolas bien rojas… y él  no ;o)

Besotes a todos, deseo que la Navidad sirva de buena excusa para que estén cerca de los suyos, para que se maten mucho de risa, se pongan en pedo aquellos que sean alcohólicos y para que haya muchos árboles más con bolas bien rojas! Salud!

R

sábado, 5 de diciembre de 2009

Para los argentinos que lo miran por TV

Este post está especialmente dedicado a mi amigazo Ernest y a todos los expulsados de nuestro país.

Muchos amigos viviendo ahora fuera del país me preguntaron por mi vuelta a Argentina en octubre. “¿Y cómo anda el país?”, fue la pregunta más codiciada.

Bueno, las cosas han cambiado mucho, es cierto. Empezando por Rosario, está más linda que nunca. El PS sigue gobernando en la ciudad, pero también en la provincia. La gente, sin embargo, se dio cuenta que nadie es capaz de hacer milagros, así que siguen quejándose por todo. Los maestros siguen haciendo paro 90 días de los 180 días escolares y la cana sigue quejándose porque no tienen uniforme.

A nivel país, las cosas también han cambiado mucho. Buenos Aires sigue cada vez peor con Macri. No sé si se enteraron, pero el otro día se le cayó una rama en la cabeza a una nena y quedó en coma. Todo por culpa del gobierno que no se hace cargo de los parques y el alumbrado público.

Cuando le conté a Ramy me largó una carcajada. Y sí, si tuviésemos que contar los millones de egipcios que se mueren por día, el post este sería interminable.

Lo mejor de todo es el cambio a nivel del gobierno nacional. Con Cris nos posicionamos en el cuarto lugar de mandatarios más hermosos. Convengamos que con K esto no sucedía ni en pedo. Parece ser, sin embargo, que a nivel corrupción nos va un poquito mal y descendimos no sé cuantos casilleros. Pero eso es anecdótico. Ciertamente, después de Alfosín, Menem, De la Rúa y K, tener por fin un mandatario que represente la belleza argentina, es una acción de justicia!

Parece sí que hay menos pobreza. Y de verdad que se nota. Yo no sé si están mandando a todos los pobres a la Patagonia o al Norte, pero que hay menos pobreza es cierto. Los medios siguen en la campaña anti-seguridad que mucho ayuda a nuestra querida democracia. Parte es cierto, parte es mierda. Como siempre… ¿o se olvidan del glorioso mundial del ‘76? Sí, los medios de comunicación no han cambiado en nuestro país, ni siquiera después de la famosa ley de medios. En ese sentido, muchachos, debo decirles que estuvimos flojos: si hubiésemos estado en Argentina, capaz que encontrábamos un curro como testaferro de algún grupo multimedio.

Y así y todo, nosotros decidimos ir a Argentina. Descubrí el remedio para poder vivir feliz en Argentolandia: 2 semanitas a Egipto, y todo resuelto. Después de esto, creerán que Argentina no solo es un país desarrollado, sino que además es comparable a Suecia.

Primero, porque como se habrán dado cuenta, ni los europeos son inmunes a las crisis económicas y las estafas bancarias. Segundo, porque no hay como el sistema público de salud de Rosario. Tercero, porque la verdad, ¿quejarse porque se le cayó una rama a una nena? ¿De qué mierda se quejan si votaron a Macri y parece que lo reeligen?

Cuarto porque no hay como los hombres argentos. ¿Saben lo que será poder volver a mirar esas hermosuras por la calle? Una delicia. Son los hombres perfectos: la combinación perfecta de la multiculturalidad, simpáticos y graciosos. Está bien, un poco inmaduros, debo reconocer, pero nadie es perfecto. ¿Saben las europeas que matarían por un argento? – obviamente, mi faraón es incomparable!

Quinto porque… ¿saben el valor de poder usar pollera, pantalones que muestren un cm. por debajo de pupo y remeras sin mangas?

Sexto, porque cuando le conté a Ramy que uno podía meterse al Paraná, que había playa, que te podías cruzar a la isla y dormir abajo de las estrellas, que podés agarrar una canoa e irte a remar un fin de semana, quedó maravillado.

Séptimo, porque antes de seguir por una nueva ruta, tengo ganas de volver a casa.

Ramy me vive preguntando por qué, teniendo educación pública y gratuita, salud pública, veredas, árboles, gente que mínimamente respeta los semáforos, recolección pública de la basura, frigoríficos, cadena de frío en el supermercado, recursos naturales, comida, etc.., no somos considerados un país desarrollado. Yo no sé qué responderle. La respuesta es demasiada compleja.

Mi viejo es un tipo sabio. Siempre dijo que moriría en el mejor lugar del planeta: en Rosario. También me enseñó otra cosa: siempre hay alguno peor que uno. Y es cierto. Cuando uno vive en Egipto, ya no le quedan ganas de quejarse de Argentina. Pero no es menos cierto que yo soy una privilegiada... que puede volver.

R