sábado, 18 de febrero de 2012

Québec... hacia allá vamos!

Mis amigos me pidieron anoche que volviera a escribir. Pablo dice que soy muy divertida, según Ana, algo así como "bastante" graciosa. Bueno, espero que este post los divierta... aunque sea un poquito ;o)

En realidad dejé de escribir por varias razones. Primero, porque no tenía más que escribir cosas negativas. Y si bien escribir es una linda terapia para mí, creo que sentía tanta negatividad alrededor mío, que verla plasmada en el blog hubiese sido demasiado.

Mi psicóloga dice que soy extremista... y pensar que le tengo que pagar por esa frase célebre! Que voy de un extremo al otro, de la generalidad, a la singularidad pero que en el medio no hay grises. Supongo que ella estaría de acuerdo con varios genios en no aceptarme jamás en ninguna institución de reconocido renombre. Después de todo, ¿quién quisiera una sionista antisemita defensora de DDHH homofóbica esquizofrénicamente lógica? No, ni siquiera yo me aceptaría. Lo que pasa es que a veces la gente no entiende, que lo que escribo es para mí, para poder sacar la mierda de adentro, que en realidad, tenemos todos en mayor o menor medida. ¿O estaré generalizando de nuevo?

Así que en esta etapa de mi vida, en la cual estoy totalmente pobre, fundida y en bancarrota (y esto sin exagerar, se los juro), decidí volver a escribir, porque de alguna forma, lo negativo se fue, y la vida me vuelve a llenar con proyectos y esperanzas. Mi relación con Ramy está más fortalecida que nunca, y aunque él odia que cuente cosas íntimas o personales, especialmente si lo involucro, debo decir que parte de la gracia de mi vida pasa por compartirla con él.

Porque después de todo, nunca me caractericé por ser una persona graciosa. Me definiría como una persona bastante gris que, por el contrario, le gusta reír mucho.. y lo hace con facilidad. Ramy, por el contrario, es un tipo super graciosa, con muecas y gestos de lo más divertido. Y que gracias a eso, ha hecho de mi 2011 un año un poquito menos gris. Porque el 2011, sí que fue difícil... pero ha cosechado sus frutos: me recibí y después de más de 10 años de posponer un proyecto tan personal, finalmente me pongo en carrera para volver de donde nunca quise partir: Québec.

Algunas personas piensan que hay un lugar en el mundo para cada uno. Otras creen que se puede ser feliz en cualquier parte. Como soy una persona bastante poco sobrenatural, no tengo muy en claro cómo es la cuestión, sólo sé que es el lugar en donde más feliz me siento. Tengo que hacerlo y terminar con el karma que me ha hecho viajar por todos los continentes del planeta buscando aquéllo que había perdido.

Primer paso: llenar muchos papeles. O mejor dicho, primero cruzar los dedos, después llenar muchos papeles. Después pasar un examen de inglés y luego otro de francés.

En estos momentos me encuentro en Buenos Aires, lidiando con inglés. A la mañana rendí el listening,el reading y el writing. Creo que me ha ido bastante bien. Ahora estoy esperando el speaking. El hdp del administrativo que me dio el horario, creo que no vio que no soy de acá, y me dio uno de los turnos más tarde... cuestión que no llegue a mi casa hasta las 11 de la noche. Total, ¿qué hace tener que tomarme un tren y después un cole hasta Rosario, esperar 3 horas y medias antes del speaking, si total la inmunda húmeda suciedad de esta ciudad de malos aires es gratuita?

Eso no es lo peor. Lo peor fue esta mañana. Si realmente creyera en las "señales", no habría rendido hoy. Ayer llegué por la tarde, y por la noche nos juntamos a comer con los amigos porteños por adopción (porque ni Brítez es porteño... mal que le pese!).

Fuimos a comer a una pizzería, como mi ciudadanía italiana lo exige, y en un estado de ansiedad insostenible, la gorda se comió 4 pedazos. Dormí con un fuego en el estómago que sentí que Cromañón era un poroto al lado de mi acidez estomacal. Me levanté bien temprano, me tomé un vaso de leche, cuestión de apagar el incendio, y salí camino al funeral. Cuando llegué al instituto de idiomas, ya sabía que debería esperar un poco. Siempre te hacen llegar bien temprano para acomodar a todo el mundo, revisar las inscripciones, los documentos de identidad, etc. Pero nunca pensé que tendría que esperar... ¡tanto tiempo! ¡Más de una hora! Mi ansiedad empezó a acumularse, mis nervios a invadirme... y lo peor de esta historia es que los cuatro pedazos empezaron a bajar por mis intestinos.

Con la agudeza de lady que me caracteriza, me levanté, tranquila pero apresurada, busqué el baño y me mandé una cagadera terrible. Adiós los cuatro pedazos de pizza. Así nomás, en un segundo. Gracias a Dios, el baño muy british, muy limpito.

Ya lista para rendir, y con mis intestinos y vejiga en su lugar, me dispuse a hacer el examen. Y creo que me fue bastante bien.

En un ratito nomas entro a rendir el speaking y me dispondré a volver a mi hogar, dulce hogar. Previo al examen, un parada por el baño... ¡pero a no preocuparse! Esta vez, me estoy meando solamente, producto de las 3 gaseosas de mierda que me tuve que tomar, en tres bares distintos, tratando de buscar un puto lugar con Internet!

R

viernes, 19 de agosto de 2011

Civilización o barbarie

IMG_5460Casa de la tribu Massai 

Viajar a Tanzania no fue una decisión fácil. Volver a África no estaba en mis planes, y después de Egipto, pensar en el África subsahariana (también conocida como “África negra”) me daba dolor de panza.

El panorama se volvió más tenebroso cuando Giancarlo (el italiano coordinador general del proyecto) nos dijo que había tenido la “fabulosa” idea de hospedarnos primero en Kenia y que viajaríamos por ruta, en un colectivo de línea normal, hasta Tanzania.

                        Same, Kilimanjaro

IMG_5173 Es difícil describir el panorama: colectivos del año del pedo, sucios, destrozados y malolientes es lo de menos. Por suerte, nunca fui una persona que se “impresionara” por la limpieza – o falta de ella. Me adapto rápido a todas las condiciones existenciales, y generalmente no me quejo de absolutamente nada cuando de condiciones de viaje se trata. En mi casa, me enseñaron a comer lo que está en el plato sin chistar y la verdad que tampoco me hago problema por dónde dormir: ¡me quedo dormida con facilidad hasta en el cine!

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Niño Massai arreando vacas

Lo dramático era imaginarme viajando con europeos en un colectivo africanoIMG_5226 durante 12 horas, con los riesgos de seguridad que eso significa y con la demencia europea como líder. Ese era  mi mayor temor. A ninguno se le ocurrió que como era el África, capaz que no había estaciones de gas en el medio y que tampoco habría ni agua ni comida en el camino. Y por lo tanto, nos quedamos 12 horas sin tomar agua ni poder comer.

Sinceramente, a pesar de todo, debo agradecer a Giancarlo por la experiencia. Sin haber vivido y estado en donde estuvimos, jamás hubiese podido conocer la verdadera Tanzania.

Conociendo a los Massai

IMG_5280 Tanzania es un país de tribus: con más de 100 tribus diferentes, 127 idiomas y multiplicidad de religiones. Un país técnicamente más pobre que Kenia, pero mi impresión fue que es mucho más rico en dignidad humana (el neoliberalismo está haciendo estragos en Kenia).

Cuando uno piensa que los asentamientos humanos más antiguos provienen de esta región del mundo, es difícil pensar en términos de “civilización” o “barbarie”. Después de todo, para esta gente, nosotros, losIMG_5321 occidentales, somos los que recién estamos aprendiendo a caminar. Invadidos por absolutamente todas las potencias del momento, desde los persas, hasta los árabes, pasando por diferentes países europeos, los tanzanos conservan sin embargo un fuerte sentido de la dignidad humana, una increíble relación con la naturaleza y el medio ambiente y una gratitud y hospitalidad inmensas.

Tanzania es un pequeño país cubierto de sabana; sólo el 4% de su territorio es cultivable aunque la mayoría de su población vive de la agricultura y camina diariamente varios kilómetros para poder obtener agua.

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El maestro en su escuela rural: los bancos bajo el árbol

En el 2006 Tanzania fue uno de los 19 países cuya deuda externa fue condonada por ser uno de los países más pobres y endeudados del mundo. Sin embargo, tiene una tasa de alfabetismo que ronda en el 78% y sus habitantes hablan en general suajili e inglés de manera natural.

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Anciana Massai de más de 90 años

Una de las tribus que visitamos fue justamente la de los Massai, un pueblo guerrero que se niega a “modernizarse” y decide cuidadosamente qué tomar de Occidente. Los Massai practican la IMG_5455 mutilación genital femenina, no les interesa que sus hijos vayan a la escuela porque son más útiles arriando vacas y miden su riqueza según la cantidad de bovinos que tenga una familia. Pueden casarse con más de una mujer mientras que la cantidad de vacas se lo permitan y la fecundidad es simplemente más mano de obra familiar. Eso sí, el teléfono celular es un elemento indispensable para estos nómades ganaderos.

En sus rostros puede verse el inicio de la humanidad, el hombre que persigue los animales para su subsistencia y que se traslada de territorio en territorio, adaptándose a los desastres naturales y las contingencias diarias. Pero los inicios de  la humanidad ya están lejos y los Massai han tenido que reconvertirse en pueblos sedentarios agricultores; algo que va sucediendo lentamente pero que el avance de la urbanización y el camIMG_5461bio climático aceleran a paso agigantado.

No llores por mí Tanzania…

La crisis empezó en el bus. Una de las italianas comenzó a llorar: “pobres africanitos”, los gallegos se dedicaron a repartir juguetes y yo lo único que pretendía era que la tierra se abriese y me tragara.

Habiendo presenciado la “civilización” característica de los  europeos en Egipto, con los italianos y los españoles me quedé corta. No me malinterpreten, mis amigos italianos y españoles sabrán cuánto los quiero, pero por Dios, ¡por algo se están hundiendo! El representante de la Junta de Galicia se dedicó a gritar, al mejor estilo Manolito, todo el safari cuando se nos indicó ESTRICTAMENTE que no debíamos emitir un solo sonido por respeto a los animales. Ni qué hablar de sus amantes en pleno proyecto pago por la Unión Europea. Claro, ¡no imaginan con qué orgullo les refregó en la cara a los pobres tanzanos cuánto debían agradecerle a la Unión Europea por haber pagado TODO!

 IMG_5654 Las leonas se tiraron a dormir la siesta

Los italianos un tema aparte: un prototipo de argento mafioso de los años ‘60, con mezcla de argento menemista de los años ‘90, potenciado por el hecho de que al menos, algo hemos aprendido IMG_5701 en Argentina y ya nadie se atreve a decir, con orgullo, que desearía ser Menem. Para los italianos, sin embargo, su sueño es ser Berlusconi. Una mezcla de católicos tercermundistas con hippies suecos subdesarrollados, los italianos son una mezcla incomprensible de alegría, gritos, buena onda, desorden y más desorden. Llegar tarde era culpa de los africanos, por supuesto, por más que nosotros éramos los que  nos levantábamos tarde, o pretendíamos imprimir las hojas necesarias para trabajar 5 minutos antes de que empiece la actividad. La única italiana pelotuda atómica que tenía el impuesto al pasaporte pago y al día, era io. El resto piensa que el impuesto es injusto, así que no lo paga.

Durante la visita a los Massai, las lágrimas de los colonizadoresIMG_5724 europeos empezaba a desfilar por sus rostros. Intenté explicarles que probablemente esta gente tenga mucho más para enseñarnos que las pelotas de tenis que repartían los gallegos; pero creo que mi mensaje jamás llegó a buen puerto.

¿Quién sobrevivirá en los próximos 50 años? ¿Nosotros, una civilización que sobre-produce, sobre-consume, explota, destroza, dilapida, arruina, desmantela y contamina? ¿O un pueblo milenario que vive según las reglas naturales de la Tierra, en respeto con todo el ecosistema que los rodea?

Hace una semana, estábamos mirando la tele con Ramy y haciendo zapping justo caímos en Avatar. Ya la habíamos visto en el cine juntos. Pero fue mirarnos a la cara, sonreírnos y saber exactamente lo que el otro estaba pensando. Avatar no es un mundo de fantasía, existe. Los que vivimos en un mundo de fantasía, somos nosotros.

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Envidio tanto esa conexión que tienen con la naturaleza, con los animales, con su entorno, con la vida, con el cielo y con la tierra. ¿Por qué mierda lloraban los europeos? Yo tenía ganas de llorar porque pensaba: “¿para qué voy a tener hijos si mi mundo se termina en menos de 50 años?, ¿cómo fue que perdimos esa capacidad de vivir en sintonía con nuestro medio?, ¿cómo fue que nos volvimos tan dependientes de un par de zapatillas, de una remera, de un desodorante, de un baño diario, de 3 comidas diarias, de un auto, de un colectivo, del supermercado, de una birome, de un lápiz, del papel, de una lata, de una computadora, de un vaso, de equipos para hacer gimnasia, de las bolsas plásticas, de las sillas, de las mesas? ¡Por Dios! ¿Cómo fue que nos volvimos TAN INÚTILES? Mi primer pensamiento fue: tengo que tirar varias cosas de mi casa.

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Ni qué hablar del safari: una reserva ecológica natural adentro del cráter de un volcán: Ngoro-Ngoro, Patrimonio de la Humanidad.

Sarmiento hablaba de “Civilización Y barbarie”. Pero éstas nunca fueron compatibles y finalmente la barbarie terminó asesinando millones de inocentes en la campaña del desierto en nombre de la “civilización”. Esa misma barbarie que lloraba ante la ausencia de una Play Station o un par de zapatillas en la villa Massai, que no podía entender que esos niños estaban muy bien alimentados, que estaban mejor protegidos de enfermedades comunes que aquéllos que habían inmigrado y lejos de los centros de “producción” de enfermedades tales como la gripe A. Esa misma barbarie que pensó en llevarle un juego de tenis a un niño Massai que camina 10 km. todos los días para arrear sus vacas y llevarlas a tomar agua.

Civilización O barbarie, esa es la cuestión. ¿De qué lado estás?

R

Nota: como siempre, odio herir susceptibilidades, pero tampoco me gusta la censura. Si de algo vale  mi consejo, para este tipo de viajes, búsquese un acompañante brasilero/a. Las brasileras fueron lejos las mejor parte del viaje: divertidas, ubicadas y siempre una sonrisa, se ve que la chispa latina tira ;o)

miércoles, 6 de abril de 2011

Perdida en la ciudad

Rosario no es una ciudad muy grande en términos egipcios, sin embargo perderse a veces, puede ser muy fácil.

Ramy nunca se pierde, él va a todas partes con su GPS (hasta que se lo choreen, de más está decir). Yo por mi parte, alejada de la lectura placentera o de la descarga psicológica de mi blog, vuelvo más perdida que “turco en la neblina” (frase que suele causarle a Ramy muchísima gracia).

Hace mucho que no escribo, es cierto, pero no por ello anduve tranquila. No hice otra cosa más que andar a los saltos, ocupadísima, perdida… de tantos trámites y papelitos por firmar.

En primer lugar podríamos nombrar el trámite de la visa de residencia de Ramy. ¿Qué les puedo decir? El policía de la seccional correspondiente a nuestro domicilio nos hizo un papel sin mirar ni un solo documento. Como bien nos dijo: ¿y qué querés flaca, que te la complique? Parece ser que mi obediencia a la legalidad parece una reverenda pelotudez para este policía con lentes de sol adentro de una oficina en las penumbras, con aspecto maquiavélico y rostro de tano mafioso.

Ramy no puede creer que por todos lados se puedan hacer trámites tan “fácilmente”, con gente que no pide tarjetas de identidad ni verifica la información.

Después vino el tema de los nombres… los nombres… ¿Cómo explicarle a un burócrata del Estado Nacional Argentino que los egipcios son re banana y no tienen apellido? ¿Cómo les digo que su único nombre es Ramy, que lo que viene después son el nombre del padre, del abuelo, del bisabuelo y del tatarabuelo, y que después de todo ese mamotreo, no existen los apellidos en Egipto? Imposible. Así que se me ocurrió toda una historia: el tatarabuelo y el abuelo tenían el mismo nombre (obviamente el padre – el bisabuelo – le puso al hijo – el abuelo – el nombre de su padre – tatarabuelo). ¿Se entiende? Y por lo tanto (para los que me siguen), le expliqué a la de Migraciones, los otros dos nombre (el del padre y el del bisabuelo), son simplemente los nombres del padre y del abuelo.

Para los que aún no entienden: Ramy Nasr, es en realidad: Ramy Mohammed (padre) Nasr (abuelo) Ateya (bisa) Nasr (tatara). Pero resulta que ante mi tan elaborado plan, la de Migraciones solo se quedó con la boca abierta y no supo para dónde salir disparando. Obviamente, disparó hacia la oficina de la jefa, que sin saber tampoco qué mierda hacer con este individuo con nombre extraño y esposa muy molesta, decidió que el nombre pasaría a ser Ramy Mohammed Nasr Ateya, apellido: Nasr. Ella elaboró otra teoría, que a su vez se contradice con la partida de nacimiento de Ramy, que dice explícitamente que su único nombre es Ramy. Porque Ramy, aceptémoslo, es un tipo muy simple, pero con identidad bien complicada.

Después el otro problema era yo, que en Egipto estoy casada como Regina Fernando Calcagno (para los que no saben, Fernando es “el gordo”, alias Ferucho, alias gordito lindo, alias papá).  Porque esto de poner todos los nombres de los hombres por línea paterna se aplica a TODO EL MUNDO, hombres y mujeres, ante la carencia de los apellidos.

Uf, todo un dramón identitario… que cuesta MUCHA plata arreglar: viajes a Buenos Aires a la Embajada de Egipto, papelitos, certificaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, comida en Buenos Aires, transporte, vuelta a Rosario, vuelta a Buenos Aires para más, nuevas y mejores correcciones… y entre todo este lío, trabajar, trabajar, trabajar mucho, muchísimo, mucho… y como si no fuera poco… ayer empecé a cursar.

¿Y uds encima pretenden que me ponga a escribir en un blog? Sí claro, porque si como estuviese tan al pedo… el casorio. La tercera vez que me caso con Ramy. Ya suena gracioso, nos divertimos haciendo boludeces, riéndonos de nuestros propios destinos (ninguno de los dos jamás hubiese querido firmar un papel) y de un futuro que nos obliga a casarnos (y tal vez, a seguir casándonos). Pero felices, haciéndolo con gusto… y ante todo mucha gracia.

Me siento perdida, en una ciudad que amo pero que siento extraño, perdida de tantas responsabilidades y a veces sin saber por donde empezar… pero ante todo feliz… y eso compensa muchísimo ;o)

R

lunes, 24 de enero de 2011

En el reino del revés

Llegó un 24 de diciembre a las 8.30 pm., y en contra de todos mis pronósticos, conseguir un taxi para volver a la Capital Federal fue bastante sencillo.

Llegó a un país que imaginaba el primer mundo, para chocarse con una realidad que es indescifrable. Llegó al Reino del revés.

En el Reino del revés, los árabes se llaman turco aunque no hablen el idioma turco ni jamás hayan pisado Turquía. A principios del siglo XX, cuando llegó la mayor ola inmigratoria de los países árabes, muchos musulmanes se convirtieron al cristianismo para adaptarse a la nueva sociedad que los acogía. No conocían de guerras santas, hombres bombas ni cruzadas.

Sin embargo, algunas generaciones más tarde, en el Reino del revés se ha visto: varios atentados – incluidos hombres bombas –, un presidente turco y la construcción de la mayor mezquita en Latinoamérica.

En el Reino del revés, las mujeres parecen más libres: ocupan todo tipo de cargos de poder, de hecho una mujer ocupa la silla del turco ahora, y tienen una esperanza de vida significativamente mayor a la de los hombres.

Sin embargo, él camina en la calle más perdido que turco en la neblina, sin entender muy bien por qué: ¿Por qué usan esos shorts masoquistas? ¿Por qué caminan como si estuviesen en una pasarela? ¿Por qué hacen como si no se dieran cuenta que los hombres las miran como carne?… con mayor disimulo, pero igual de repugnantes que en mi civilizado Egipto.  Y es aquí en donde yo intento cambiar sus preguntas dentro de mi mente: ¿Para quién usan esos shorts masoquistas? ¿Para quién caminan como si estuviesen en una pasarela? ¿Para quién juegan al juego del gato y del ratón?

En el Reino del revés, el sol sale por el Este, pero a nadie parece interesarle mucho. Lo único que me importa es mi hermoso balcón con vista al río, el parque con vista al río, las islas y el paisaje. Nadie tiene idea que a unos 15 mil km de distancia, todo un mundo paralelo necesita imperiosamente saber dónde está el Este, porque sin él, no existe manera de comunicarse con Dios.

En el Reino del revés, nos llenamos la boca sobra la importancia de ser un país desarrollado, copiar del “primer mundo”. Nos vivimos quejando, incesantemente, de nuestro irreparable “tercer lugar” en este mundo que nos vive jugando en contra. Porque por supuesto, de más está decirlo, TODO es culpa de otros.

Sin embargo, en el Reino del revés, a nadie le gusta pagar impuestos, pocos son los que cruzan la calle por la senda, respetan el semáforo o levantan la cagada de sus perros. Él se siente como el gran pelotudo: cada vez que ve un sorete se pregunta “¿y yo por qué tengo que levantarlo?”.

En el Reino del revés existen leyes para romper, conteiners de la basura que nadie quiere usar,  velocidades máximas para no respetar, partidos políticos para discutir, presidentes mujeres que según las malas lenguas “solo sirven para lavar los platos”, y ciudadanos que no son argentinos si son morochos, petizos, gordos, discapacitados, indígenas… y la lista sigue.

No obstante, en el Reino del revés, existe una presidente que pareciese poder hacer mucho más que lavar los platos, un sistema democrático que, aunque a muchos les duela, nos permite disentir, impuestos que hay que pagar, un Estado que afortunadamente los recolecta, sistema de educación público y laico, sistema de salud público que se da el lujo de cubrir a todos los ciudadanos del mundo “que deseen habitar suelo argentino”, derechos, garantías y mucho por construir…. ¡hasta veredas existen!

En el Reino del revés, la cerveza viene en un litro, las picadas con los amigos son el mejor momento del día después de mucho “laburo”, los médicos nos tratan con cariño y no tratan de sacarnos órganos de manera ilegal, el agua no huele a mierda, la naturaleza es un privilegio que podemos disfrutar (más allá de algún sojero hdp que quiera quemar todo… ah! y después encima no pagar impuestos!).

Así es, él llegó al Reino del revés un 24 de diciembre. Vestía suecos, medias tipo de esquiar y jeans. No, no venía de Suecia, venía de Egipto, uno de los países más cálidos del planeta: pero en ese país, la libertad de vestirse como uno quiere es una libertad inexistente.  Ahora viste shorts, ojotas y usa soquetes de verano.

En el Reino del revés, todo parece estar al revés… Pero eso no importa, porque el Este está donde cada uno quiera que esté, y ocupando el puesto 46 de desarrollo humano, él ya se siente un nuevo privilegiado…

R

sábado, 11 de diciembre de 2010

Yo acuso…

Puerta de la India, construida por los ingleses

Esta semana intenté juzgar a la India lo menos posible, especialmente compararla con Egipto, aunque la pequeña argentinita dentro de mí se relamía por un poco de maldad.

Regateando para tomarnos un “tuc tuc”, el servicio “público” de transporte más común en Nueva Deli

La India... ¿qué decir de un país donde uno ha sufrido cagadera severa durante 14 días? ¿Se puede decir otra cosa más que... QUE TREMENDA CAGADA?! El evento sensacional, la amistad, las risas y las aventuras impagables, pero la India me deja un gusto amargo, un olor medio a podrido que de alguna manera me vuelve a transportar a El Cairo.

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Bienvenida en la casa de Nehru

Es injusto comparar dos países: uno en el que viví durante un año y medio, el otro al que observé en gran parte desde la habitación de un hotel y habiendo visitado básicamente una sola ciudad: Nueva Deli. Pero pequeñas experiencias y aventuras con amigos nos permitieron ver un poco más allá.

Sería un cliché decir que la India es un país pobre, injusto, lleno de miseria y mugre. No es novedoso: es un país más del décimo tercer mundo, ese mundo del que los argentinos nos llenamos la boca hablando pero que ni siquiera podemos imaginar. Este es el tercer mundo EN SERIO, sin medias vueltas ni "peros" positivos: acá se sufre, se muere, se mata y se sobrevive todos los días y sin excepciones.

En nuestra visita comunitaria con mi buen amigo Osama

También sería un cliché contarles que vi vacas caminando por las calles, elefantes, monos y ardillas. Que los indios son una sociedad sumamente diversa pero pintada con un solo pincel: el de la miseria, el cansancio, la injusticia y el masoquismo de quienes lo ven todos los días pero dan vuelta la cabeza. Sin embargo aquí, aunque quieran girar, el olor a mierda se siente en todas partes: el 80% de los ríos del Asia están contaminados y la India no es una excepción. No respirar el olor a podrido en plena urbe o en el campo no es nada más ni nada menos que un privilegio que ni las castas más altas pueden disfrutar. Porque cuando uno se caga, lo sienten todos.

Vivir en un área con desagote no es un privilegio sino un premio de pocos millonarios. Abrir la canilla y ver agua transparente, lista para ser bebida un imposible, y salir de la ducha sintiéndose limpio es un dulce recuerdo argentino. Aquí, en un hermosísimo hotel de 5 estrellas al lado del aeropuerto, el agua de la ducha es con suerte amarilla, la de la canilla del baño huele a azufre podrido y cada vez que tiro la cadena cierro los ojos y me tapo la nariz: entre el agua del inodoro y mis cagaderas, no sé con qué quedarme.

La India impresiona, y uno intenta recordar Egipto, todo lo que ha puteado y se ha enojado, y pareciese ahora un dulce pasado de primos lejanos. A nosotros que venimos de países subdesarrollados, la pobreza nos parece tan natural como la  locura de vivir en países sumamente ricos, en términos de recursos, llenos de niños que se mueren de hambre. Pero en la India, esto es difícil de explicar.

 

En el área rural – esta no es la casta más baja

La India está basada en castas: un estigma que se escribe en el certificado de nacimiento de uno, junto con su religión, y que marcará el resto de nuestras podridas vidas. Básicamente nos dirá si sentiremos con olor a super re-mierda, con olor a azufre re podrido, a putrefacción humana, solamente a azufre, o simplemente a algún compuesto químico con mal olor. Pero todos, absolutamente todos, oleremos a una sociedad muy llena de mierda.

La casta más baja son los famosos "intocables": una casta destinada a vivir en la indigencia más paupérrima e inimaginable que jamás allá visto. El más indigente egipcio podría ser considerado un ciudadano sueco del primer mundo. Una casta tan desgraciada y humillada como la mierda misma que tienen que limpiar: se dedican básicamente a limpiar la mugre de los demás. Son los "intocables" porque "da mucho asco tocarlos", como me explicó un joven indio, de castas superiores, vestido como ciudadano del primer mundo.

Las mujeres de esta sociedad no corren mejor suerte tampoco: en la cuarta página del Times de India de esta semana, el fetocidio femenino ocupaba una página entera. Al principio me costó entender qué era: se trata básicamente de abortos producidos por "voluntad propia" (por favor leer con grandes comillas) cuando la familia se entera que espera una hija mujer y no un hijo varón. Según el recorte, se da generalmente en las castas más altas (supuestamente las más educadas y con más acceso al estilo de vida "occidental").

De noche, en Red Fort con amigos 

Hace unas semanas murió asesinado un joven en India. No era cualquier joven: era el primer "intocable", en toda la historia de India, que se presentaba a presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad. Lo agarraron a la salida de la Universidad, estudiantes universitarios de castas superiores, y lo mataron a golpes. Sus padres buscan justicia, una justicia que desafortunadamente no creo que encuentren... jamás.

Los que soñamos con cambiar el mundo... me pregunto: ¿qué hacer con la India? Nosotros tenemos el privilegio de soñar que algún día venceremos, que las inequidades dejarán de existir, que la pobreza es producto de un sistema que atropella, invade, fulmina, acosa, ahoga y mata. ¿Pero qué sucede cuando el problema no es el sistema, sino nosotros mismos?

Sería un cliché decir que la India es un país impresionante, que lejos del espiritismo que le venden a los turistas, es un país que nos enseña a ver a la humanidad desde lo que realmente somos: una humanidad que olvida fácilmente, destruye, abandona, esclaviza, invade y lastima.

En la noche de Deli

Al volver y contar todo esto, mis amigas me acusaron de "capitalista": ¿cómo cambiaste eh?, fue la frase inquisidora. Pero no, yo no he cambiado. Acuso a una humanidad que oprime y me niego rotundamente a aceptarla. No creo en ninguna espiritualidad más que en la equidad, y acepto amar con locura los privilegios que la vida me ha dado: no necesito tirarme al Ganges para saber que es un asco, con solo ver su color oscuro y los cuerpos yaciendo huérfanos, me deleito con mi hermoso Paraná.

Sí, he vuelto a casa reafirmando que lo nuestro no es perfecto, que de alguna manera tenemos nuestras "castas"... pero por favor, ¡no me vengan con pelotudeces! No comparen el "problemita" del servicio de limpieza urbana con la contaminación aérea de El Cairo, no me comparen la "opresión femenina" en Occidente, con la situación de la mutilación genital en África, no me vengan a querer explicar que una villa en la Argentina es lo mismo que la India... porque lo único que hacen es reafirmar mi frase: "los argentos viven adentro de una GRAN burbuja".

Luchemos, cambiemos y mejoremos nuestra sociedad, que aún hay mucho que hacer. Pero tengamos presente que somos unos PRIVILEGIADOS.

Salud

R

viernes, 19 de noviembre de 2010

Las canas, ¿un signo de argentinidad?

Antes de volver de Egipto, allí estaba: un fino cabello, justo al frente de mi cabeza, se iba decolorando lentamente. En principio pensé que eran razones de stress, pero finalmente me di cuenta que no había remedio: los años, nos llegan a todos. Y aunque las canas no sean un mal que esté entre mis genes (al menos no de joven), decidí aceptarla con cariño, símbolo de mi lucha contra un país que me volvía, literalmente, loca.

Ahora, recién llegada a la India, es la primera vez en mi vida que no quería volar, salir de mi pequeña Argentina que me acaba de recibir y me acoge con mucha hospitalidad. Es la primera vez que anhelo volver a casa cuanto antes: ¿será que estoy impaciente por la llegada de Ramy?

Este viaje no me tomó de sorpresa, pero por alguna cuestión oculta, prejuzgué a la India desde el primer comienzo... y prejuzgué mal. Por lo menos las primeras impresiones, las humanas, que son las que cuentan, van viento en pompa. Y si, adentro de un hotel, la hospitalidad india es maravillosa... Pero mi casa... anhelo mi rinconcito en frente del Paraná, el aire puro, el canto de los pájaros, los próximos dos domingos con los viejos y un buen asado, el calorcito del verano que ya se deja sentir... ¿cómo puede ser que sienta la argentinidad a casi 28 años de vivirla? Será que la argentindad es como las canas: llega con los años; es un título que se honra, o se tiñe de otros colores, no hay puntos intermedios. Déjalo o tómalo.

Bueno, ahora los dejo, parto a mi primera aventura por la India, a recorrer los mercados y a regatear... ¡que de eso vengo bien entrenada de Egipto!

Hasta pronto,
R

domingo, 10 de octubre de 2010

Reviviendo a Aida

Aida muere enterrada con su amado, porque antes de vivir una vida llena de arrepentimientos, prefiere morir...

Cuando caminaba hacia la ópera, de pronto me vi reflejada en una vidriera, con mi sacón negro y por un instante soñé que volaba. Lejos de ver una "sátira" à la Verdi del Egipto que pocos conocen, yo pensaba en esos 80 millones de personas que deberían estar durmiendo pero que probablemente aún giraban por las calles del Cairo. Y Ramy, ¿qué estaría haciendo?

Compré las entradas en un ataque de ira: mi segunda fin de semana en Argentina, lejos de Ramy, y aún sin novedades de una carta que lo único que necesita, es ser firmada. Inclusive a 20 mil km. de distancia, sigo encontrando razones para odiar a un país tan detestable como la polenta. Porque si a Mafalda no le gustaba la sopa, yo rechazo la polenta. Y como todo conmigo, es inconciente: aunque me gusta comerla, por alguna razón misteriosa, mi cuerpo la rechaza, y así como llega hasta el estómago... vuelve.

Después de las noticias de Ramy, decidí salir a caminar y visitar a mi tía Aida. De camino pasé por el Teatro El Círculo y estaban promocionando la obra de Verdi, Aida; la ópera que trata sobre un amor imposible en Egipto. Parecía que esta destinado, y queriendo regalarme algo material, compré en la mejor ubicación posible.

Entre todos los presentes, solo un ser humano habría estado en el Salón Aida, el Salón original en donde se estrenó la obra de Verdi por primera vez en el mundo. Fue un regalo del Rey Egipcio para la Emperatriz Eugenia, de quien estaba perdidamente enamorado. De todos los presentes, habría solo una persona que espera el regreso de su faraón de una de las dictaduras del mundo más silenciosas y aceptadas por el mundo occidental.

Pero al contrario que Aida, nosotros no nos enterraremos juntos, entre tantas otras cosas, porque no creemos en la vida en el más allá ni en la reencarnación. Preferimos vivir esta a pleno, porque por las dudas, será la única que conozcamos. Esa fue la primera razón por la que un día de Abril decidí subirme al avión... y "ver qué onda". Porque sí, porque al igual que Aida, jamás quisiera vivir una vida llena de arrepentimientos.

Y así fue que disfruté esta noche, a 3 semanas lejos de Ramy: en la ópera, nada más cheto. La vida tiene sus vueltas, y no sé cómo, siempre acomoda las cosas... Y ante la desesperación no me queda otra más que esperar, esperar la llegada de un ser amado.

Mientras, revivir en Rosario de cara al río... Revivir en el aire que se respira, en las caminatas en paz, en la libertad que es soñar que uno vuela, en correr, en caminar, en sentirse libre, en volver a ser un ser humano, en volver a ser escuchado y respetado... Revivir... para recibir a Ramy más feliz que nunca.

Será un adios? No lo sé... imagino que ahora será tiempo de escribir las anécdotas de la llama ;o)

Hasta pronto,

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