martes, 26 de mayo de 2009

Alicia en el País de las Maravillas

El fin del principio: una noche entre amigos

El día había terminado en paz: una cena entre amigos en el Parque Azhar, en un restaurante de primera categoría - donde comimos por unos U$S 15 cada uno - pero en donde curiosamente no vendían bebidas alcohólicas. Como nos respondió el mozo cuando le preguntamos: "Este es un país musulmán". De eso, no cabe duda alguna.

Después de las discusiones en el taxi, los desencuentros en los museos y el cansancio de un día agotador, por fin cenábamos todos en paz, olvidando nuestras pequeñas riñas familiares de la jornada. Es así: cenamos todos juntos, a veces arriba, a veces en nuestro departamento, abajo. Algunos cocinan, otros lavan platos. Nos preocupamos por los demás, nos reímos de nuestras propias debilidades, cada uno cuenta su día, sus andanzas... Se rompió nuestro lavarropas, pero vamos panchos al 4to piso a usar el de arriba. ¿Por qué no discutiríamos como en cualquier familia?

La comida estuvo genial, una noche maravillosa al aire libre con toda la vista del Cairo. Para sorpresa de algunos, la parilla argentina no es única en el mundo: en Egipto es exactamente igual e inclusive con carbón. Nos pedimos una con Ramy; había desde pimientos hasta pollo y todo tipo de carnes. Simplemente delicioso.

La reconcialiación

Por fin volvíamos a casa, los dos solos, a descansar y poner paz a una tarde extenuante. Eran las 6h30 de la tarde, y después de haber paseado toda la tarde bajo el rayo del sol desde el mediodía, entre tirones, idas y venidas, Ramy había entendido mi mensaje: quiero volver a casa, quiero hacer las paces.

Ya habíamos quedado todos en encontrarnos a cenar en el Parque Azhar. Volvimos a casa y le expliqué a Ramy mi mala onda durante la tarde: no era él, ni los insoportables comentarios pseudo-nacionalistas de los franchutes, ni el calor... era el idiota que me había seguido en el subte a la mañana. Básicamente, ese imbécil había arruinado mi día. Creo que a partir de ese momento tomé conciencia que mi vida en esta sociedad vale menos que la de una cucaracha. Y eso me enfurecía mucho...

Ramy me abraza, me escucha descargarme, me mira y me besa. No dice mucho, no tiene mucho para decir. Comprende lo que le digo y lo comparte, pero sabe que ninguno de los dos puede cambiar la realidad en la cual vivimos.

Besos, abrazos y mimos de por medio, hicimos las paces, nos bañamos y nos vestimos para salir. Esa noche me puse mi "potato bag", pero abajo llevaba oculto mis jeans super ajustados. Era mi revancha del día. No al pedo uno pierde 10 kilos, ¡si no es para disfrutarlo!


La visita por el Cairo Islámico


Finalmente, luego de varias horas de recorrida, todo bajo el sol prácticamente, llegamos a un pequeño bolichito en donde comimos por U$S1 cada uno. La comida estaba muy buena y realmente lo necesitaba. La visita a la Ciu
dadela me había dejado totalmente agotada, necesitaba sentarme, comer y tomar mucha agua.
Después de haber respuesto nuestras energías, empezamos a caminar por el mundo interior del Cairo Islámico, o lo que mucho llaman un "submundo dentro del Cairo". No me gusta mucho el término, parece como si se tratase de un mundo "inferior", aunque en realidad se refiere a un mundo totalmente apartado y diferente. Con miles de mezquitas, una al lado de la otra, una enfrente de la otra, bazares, negocios en la calle... y polvo... y mugre... y mucho polvo y más polvo. Es muy interesante. Nos metimos por unas callejuelas y creo que éramos los únicos extranjeros. Llamábamos tanto la atención que la gente se preguntaba, en voz alta, como si no entendiéramos, si Ramy, que me llevaba de la mano, era egipcio o también extranjero. Veníamos de otro planeta, para ellos éramos como extraterrestres verdes caminando por la calle.



De izquierda a derecha: Cécile, Charlotte, Regi y Ramiro aka "el turco"


Los bazares estaban llenos de colores, gente que nos sonreía, hombres que llevaban y traían productos, animales, verduras, carne chorreando sangre... todo lo que puedan imaginarse. Algunas calles están inundadas y hay que ir sorteándolas como se puede. Lo único que me da pica es pensar de dónde viene el agua... si en el Cairo jamás llueve. Cuando llegué a la respuesta, preferí dejar de pensar y mejor seguir caminando. Me la imaginé a mi vieja en un mes y medio y me maté de risa. Son esas postales mentales que uno imagina.

Pero lo que me gusta del Cairo, a diferencia de América Latina, es que más allá de la pobreza, el hacinamiento y la mugre, la cosa es bastante pareja. Obviamente que existe una minoría de egipcios muy adinerados, y extranjeros usurpadores, pero en general tienen que compartir la mierda con el resto de nosotros, simples mortales. Sus calles, sus barrios y sus veredas están tan sucias como las nuestras, y tan llenas de arena como las mías. Ustedes pensarán que eso no es un consuelo. Bueno... sepan que sí lo es.



Aprovechamos y entramos en una mezquita, cuyo nombre ya no recuerdo, y un señor por unas pocas libras, nos guió e hizo todo un recorrido interno hasta arriba de la cúpula, en donde suena el llamado para cada oración del día. Fue impresionante, lejos la parte más hermosa de la visita. Ni que hablar de la impresión de la altura, la maravillosa vista del Cairo, la estrechez de las escaleras milenarias en piedra... y llegar a la altura, sentir que estás en el cielo, y el sol que ya no quema, el aire fresco que uno siempre se pregunta dónde está.... Sin palabras.
Lo más llamativo fue encontrar estrellas de David por todas partes: en los vitro, las puertas de oración, etc. Cuando le preguntamos al guía cómo podía ser, nos respondió con tanta sencillez que me sentí idiota de preguntar algo tan simple: el pueblo judío y el árabe vienen de un pasado que es tan común como el niño que nace de una madre, un pasado mucho más pacífico y fraternal, en donde los símbolos eran símbolos religiosos y no muros territoriales, excusas para guerras, genocidios, etc.























Acá les dejo algunas fotos que sacó Ramy desde las alturas de la mezquita:



Cuando salimos, ya eran cerca de las 5 de la tarde. Todos seguían camino hacia otras mezquitas, más mercados, era un recorrido maratónico. Yo ya estaba cansada y quería volver a casa a bañarme y hacer las paces.

La Ciudadela




En 1171 un tal Saladino construyó esta magnífica Ciudadela que sirvió también de residencia real. Es una fortaleza impresionante en la cima de una montaña desde donde se avista todo el Cairo. Las panorámicas son maravillosas... pero el rayo del sol, ni les cuento!
Mohammed Ali mandó a construir en 1830 la mezquita más famosa de Egipto - que lleva su nombre. También conocida como la Mezquita de Alabastro. Es un monumento increíble, espectacular, construido en buena parte con ese material. Sin embargo hay que decir que el Cairo se identifica por su gran cantidad y diversidad de mezquitas, por lo que la Mezquita de Alabastro es una visita obligatoria, pero no única.

La mezquita puede ser visitada (no en todas se permiten turistas). De hecho creo que prácticamente se utiliza como lugar turístico, salvo los viernes que es el día religioso musulmán más importante de la semana. Entramos con los pañuelos cubriéndonos la cabeza, descalzos y nos sentamos a descansar - y a escondernos de un sol de mediodía totalmente agotador. No traje mis lentes de sol - porque no me acostumbro a usarlos - y sufrí como una condenada: el sol pega tan fuerte que prácticamente es imposible abrir los ojos. Haber elegido este horario para hacer la visita es una misión suicida.


Con ustedes, nuestro vecino Alexis, un divino total

Dentro de la Ciudadela visitamos otras mezquitas también muy lindas, menos impresionantes pero mucho más antiguas (siglo XIV). Si miran las fotos de la visita de Obama, van a verlo justamente en la mezquita de Al Nasr Mohammad: ya no queda mucho, pero pueden apreciarse los colores pintados sobre las maderas y el estilo grecorromano que desencaja un poco con el resto de los monumentos.

Luego visitamos, también dentro de la ciudadela, las antiguas cárceles en donde hay recreaciones de prisioneros - como en la cárcel de Usuhaia. Estuvo buenísimo pero no entendí bien por qué, no se suponía que estuviésemos ahí... así que un guardia vino a pedirnos que nos fuéramos. Tal vez quería dinero - suele suceder a menudo aquí - y como los chicos no le iban a dar ni un centavo, nos sacó rajando. No importa, yo ya había sacado mis fotos ;o)

Cuando visitamos la Mezquita de Sulayman Pasha, yo ya estaba rota los huevos de ponerme ese trapo en la cabeza que me asfixiaba. Necesitaba comer y un aire acondicionado URGENTE. Encima me había olvidado mi chal en casa. Por suerte Cécile había traído uno para mí, aunque era en realidad un monton de pañuelos para el cuello atados con un nudo. Pero ató tantos... que era una soga interminable y no tenía la más puta idea cómo mierda acomodármela. Todos entraron, y yo afuera con Ramy tratando de ponerme el pañuelo en la cabeza - es obligatorio que las mujeres se cubran para poder entrar. Ramy muerto de la risa, y yo puteándolo para que me ayude. Él tratándome de explicar que era Egipcio pero no mujer y que por lo tanto jamás en su vida había aprendido... Por suerte los dos guardias eran dos mujeres. Una de ellas se me acercó, me hizo seña para que me quede quieta y en dos segundos tenía un velo que me cubría todo el cuello y la cabeza... como una verdadera musulmana. Wow! Mi mundo cambió por completo. Me miró y me dijo en árabe que parecía como la luna - o algo así - que Ramy tradujo diciendo que era muy hermosa. Le agradecí el cumplido y el haberme enseñado a ponerme el pañuelo: no era algo que usaría mucho en mi vida, pero sí algo que sería útil aprender. El mundo se ve completamente diferente. No es lo mismo ponerse simplemente un pañuelo en la cabeza "a la occidental", que cubrirse. El mundo se ve más pequeño y acotado... pero también más tranquilo.


Descansamos un rato mientras que unos hombres rezaban. Yo ya no quería moverme para ningún lado. Es imposible describirles el dolor que sentía cada vez que caminábamos abajo del sol. El calor, el agotamiento, el hambre, la sed... La puta madre! Eran las 2 de la tarde!!!

Por último visitamos el Palacio Harim (harén). Era justamente el Palacio Real donde vivían lás mujeres del Rey. Hoy es el Museo Militar, en donde se detalla toda la historia del ejército egipcio, desde las guerras faraónicas hasta la última guerra con Israel. Lo más loco es una estatua, unos metros antes de la entrada principal, de un soldado sosteniendo un arma en una mano y haciendo el símbolo de la paz con la otra. Nadie sabe muy bien qué representa y por supuesto tampoco tiene una placa.

Para cuando llegamos al Museo Militar, mi paciencia llegaba a su límite. Entre el calor, los chistes sobre Egipto de mis camaradas franceses y correr de un lado hacia el otro porque Alexis tenía que llegar a tiempo a no sé dónde, me tenían todos ya las bolas por el piso. Y el Museo Militar creo que fue la gota que colmó mi vaso. Escuchar a los franchutes reirse del Museo "porque figura como si Egipto hubiese ganado todas las guerras y fuera un ejército invensible". La verdad, personalmente, no conozco ninguno museo en Francia que cuente la historia de Francia como perdedores, ni la matanza de miles de mujeres durante las cacerías de brujas en la Inquisición, ni museos que cuenten cómo los franceses tenían que salir desde bases británicas durante la Segunda Guerra Mundial porque ya ni siquiera tenían un país! Todos los museos que vi en Francia, "oh, casualidad", cuentan la historia de una grandiosa y gloriosa Nación... ¿Por qué los egipcios no habrían de hacer lo mismo? Ni que hablar del museo Militar en Francia! Después, riéndose de la participación de Egipto durante la Segunda Guerra Mundial, escuho la frase más irónica - e ignorante - que me hace sulfurar: "Bah, para cuando los egipcios entraron en la segunda guerra nosotros ya los teníamos rodeados a los alemanes". Rodeados??? PERO SI REPITO: NO TENÍAN PAÍS! Tenían una capital en un pueblo perdido en el medio de la nada, todo el país ocupado y tuvieron que venir los yankis a rescatarlos! POR FAVOR!!! Me revienta cuando la gente necesita engrandecerse a costa de otros.

El Museo Militar era impresionante, y me pareció muy interesante. Lástima que todos corrían, porque Alexis llegaba tarde, y estuve adentro, exactamente, máximo 20 minutos... Y encima había que salir al sol nuevamente! NOOOOOOOOOO, era una pesadilla.


Finalmente decidimos tomar un taxi para llegar al otro lado de la Ciudadela, comer y empezar nuestro recorrido por el Cairo Islámico. El sol partía la tierra en dos, todos teníamos cara de querer matar a alguien, y era un taxi o nuestras vidas bajo el sol durante una caminata de 15 minutos rodeando una montaña. Era el taxi o el taxi.

Como ya sabrán, o imaginarán, los taxis en Egipto no tienen taxímetro. Se trata básicamente de regatear con el taxista: depende de la distancia, de qué tan bien uno sepa regatear, de cuánto conozca el camino, de qué tan bien hables árabe y si portás o no cara de extranjero. Pero Alexis y Francois, que aaaaaaaaaaman practicar árabe - y realmente los admiro - no se les ocurrió mejor idea que regatear el precio ellos en vez de dejarlo a Ramy. Consiguieron un taxi que podía llevarnos a los seis: tenia dos lugares adelante - más el conductor - tres lugares en el medio y tres atrás. Justo para nosotros. Por un camino que no salía más de 5 Libras Egipcias, el tipo nos quiso cobrar, por supuesto, 20. A Alexis le agarró un ataque, Francois dijo que era una estafa y luego de pelearse con el viejo durante 15 minutos - si los 15 minutos que hubiésemos tardado en caminar - yo ya estaba por decir "No importa, yo los pago", cuando Alexis anunció: "Nos bajamos, vamos caminando". Yo no sabía qué hacer: o lo mataba o me suicidaba. Porque si bien el viejo nos quería cobrar 4 veces el valor del viaje, 20 Libras Egipcias dividido por 6 personas son aproximadamente 3 libras cada uno, lo que equivale a... U$S 0,50!!! Menos de 2 pesos cada uno! ¿Ustedes no pagarían $2 por un vaso de agua en el desierto? El hambre, el calor, mi presión baja y las ganas de ir a un baño... valían mucho más que 20 Libras Egipcias!!! Ay, los primermundistas!

Así que caminamos, bajo el rayo del sol, y a todo esto, sin rumbo certero porque nadie estaba seguro de cómo llegar. Caminamos, le preguntamos a la policía - obviamente no sabían ni dónde estábamos - seguimos caminando, preguntando y caminando. En un momento nos detuvimos a comprar unas gaseosas y agua en un puesto en la calle. Obviamente, yo terminé mi agua mineral, y a falta de tachos de basura, la guardé en mi bolso. Pero, para mi indignación, una de las chicas tira su botella al piso. "No, ¿qué hacés?", le pregunto. "Nada, no hay tachos de basura así que no me queda otra, no te preocupes, ya te vas a acostumbrar, acá todo es así, es una mugre". Sí, ya sabía que todo es una mugre, lo puedo ver. "Pero en Francia cuando no hay un tacho de basura, ¿la tirás a la calle o la guardás en un bolso? Seguro que la guardás en un bolso: ¿lo hacés por respeto al medio ambiente y a los demás que viven con vos o porque es políticamente correcto?"

El principio del fin

Ese día me desperté temprano, como todos los días. Me preparé para mi clase de árabe, desayuné y salí corriendo. Sorteé todas las miradas, llegué al subte, entré en el vagón de mujeres. Cuando bajé me di cuenta que un idiota me seguía. Yo sabía que no iba a hacerme nada pero realmente tuve un sentimiento horrible, una mezcla de miedo, odio e indignación.

Hice mi clase normalmente y luego Ramy pasó a buscarme para encontrarnos con el resto en la Ciudadela. El día pintaba lindo pero muy caluroso. Iba a ser un día largo y mi mañana ya había sido interminable. Los 5 minutos de caminata del subte a la clase habían sido infinitos...

Me enojé conmigo misma por no darme vuelta y reputear al enfermo que me siguió en el subte, con el hdp que me cagó el día y con Ramy ... porque era el único que podía ligarla, supongo. Pero aunque hubiese sabido que el día sería intenso, igual lo hubiese hecho todo de vuelta: una cena con amigos en el Al Azhar Park y una tregua amorosa con la persona que uno ama no tienen precio. El resto se cura con paciencia....

lunes, 18 de mayo de 2009

MI MEJOR RECETA PARA SER FELIZ


“No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable.”
Mario Benedetti

Primer ingrediente: las cantidades justas
Hoy falleció Mario Benedetti. El mundo es incontable, eso es totalmente cierto. Es exactamente lo que siento cuando trato de explicar lo que vivo en El Cairo: no hay forma de expresar cómo es sentirse un alien verde caminando junto a un ser humano por la calle, ni por qué el polvo es incontrolable, lavar la ropa y sacarla limpia una odisea y tomarse un taxi toda una aventura. El mundo es un lugar único e incontable: conocerlo es maravilloso y me hace sentir viva.

El hombre más sabio que conozco, mi abuelito Néstor, me dijo que toda persona debía saber cocinar. Me explicó: cuando cocinamos utilizamos nuestras manos, y cuando utilizamos nuestras manos, percibimos, sentimos... lo que nos rodea, lo que vemos... sentimos el mundo. Y quien sabe usar sus manos, quien puede percibir y sentir, sabe amar. Ese día, me enseñó a amasar spaghettis caseros, pronto partiría a Egipto.
La mamá de Ramy mandó pollo como para todo el año. Lo guardamos en el freezer porque no sabíamos que hacer con tanto pollo. Nos fuimos a Sharm con la esperanza de volver y que Cécile y Francois hubiesen hecho algo... Pero el pollo seguía ahí. Parece ser que la mamá de Ramy leyó en alguna parte que se viene la gripe aviaria, así que pensó que hay que guardar mucho pollo por las dudas.
Cuando volvimos de las vacaciones, Ramy volaba de fiebre y sin embargo me acompañó a mi primera clase de árabe para enseñarme el camino. Me esperó y volvimos juntos... para enseñarme el camino de vuelta. Así que pensé en prepararle algo rico, y cuando me enteré que le gustaban las supremas de pollos, se me ocurrió que sería una buena manera de no tirar el pollo a la basura.
Supremas de pollo... ¿cuán difícil podría ser? Siempre que digo eso, la comida se quema, queda a medio cocinar, o a mí se me ocurre ponerle algún ingrediente que lo hecha todo a perder. Por eso no cocino CASI nunca, o lo básico de mi dieta.
Pero me dije, cocinar es como abrirse al mundo: hay que ponerle coraje. Cocinar es como vivir la vida: depende de las ganas que uno le ponga. Comer es como amar: se saborea, se desgusta y se agradece. Cocinar es como pasar cualquier obstáculo: hay que agudizar la imaginación. Y visto y considerando que me siento tan feliz, pensé que nada podía salir mal. Y aunque en el detalle algo podría arruinarse, igual saldría bien cuando viera a Ramy reirse con mi intento ;o)
Así que amiguitos, siéntense, respiren profundo y lean la siguiente información con cuidado... ¡porque las supremas de pollo me salieron mundialmente buenas! Un espectáculo. Tanto es así que la plebe presente (Ramy y Francois), me pidió que hiciera más para la noche, así que siguiendo mis nuevos secretos culinarios para supremas, preparé otra bandeja entera y las guardé en la heladera.
Esa tarde Francois nos informa que finalmente había sido seleccionado para su tan esperada pasantía en la Embajada Francesa en Siria. Cécile no estaría muy contenta: después de mudarse de la India a Egipto para estar con él, Francois partiría en un mes y medio a Siria - aunque son solo 2 meses de pasantía, todos sabíamos que Cécile no pondría cara de felicidad.
Estaba terminando de preparar las supremas para la cena, cuando Cécile llega del laburo... y a Francois no se le ocurre mejor idea que decirle, con toda la felicidad del mundo, su buena nueva noticia... Voy a buscarlos para comer, y ya no estaban charlando en el living... estaban en la habitación, y se escuchaba a Cécile bastante afligida. Creo que lloraba, me partió el alma, porque la verdad son dos divinos.
Ramy y yo nos fuimos, volvimos, nos encerramos un rato en el cuarto para darles espacio, lavamos ropa, volvimos a salir, volvimos a encerrarnos... Cécile y Francois seguían adentro de su dormitorio. Alrededor de las 11 de la noche nos preparamos para ir a la fiesta de Alexis, nuestro vecino.
Alexis es un francés que vive en el 4to piso, arriba nuestro, con Murielle (Francia) y Caroline (Alemania). Un personaje sacado de las historietas de Asterix. Son muy divinos todos. Tienen una llave de casa y nosotros una de ellos. La verdad que el ambiente que se respira por aquí es muy agradable y amistoso.
Cuando salimos de la habitación, Francois y Cécile ya no estaban. Y encontramos un mensaje en el celular de Ramy, enviado por Francois, diciendo que estaba todo mejor ahora, que Cécile no estaba contenta pero que habían solucionado sus diferencias. Y pedía disculpas, porque ante el estrés y la ansiedad se había comido todas las supremas de pollo.
Definitivamente comer es como amar: si uno demanda mucho, terminará empachándose...
Segundo ingrediente: CORAJE
Lo único que me tenía mal desde un principio era el idioma. Como dijo mi sabio amigo Radusky: "los idiomas reflejan la cultura de la gente que los habla"... Y si uno no puede hablar ni entender qué le están diciendo, jamás llegará a entender la cultura en la cual está sumergido.
Y además, fuera de lo filosófico, porque necesito hablar con la gente y me da por los huevos tener que ir con un traductor (Ramy) para todas partes, o hablar con señas o no poder tirarle una puteada a algún atrevido que mire demasiado.
Así que estando aún en Sharm, arreglamos con Hala para empezar con los cursos el mismo Lunes a mi regreso. Hala es una egipcia que enseña árabe a extranjeros, recomendada por una amiga de un amigo que trabajaba aquí en la Embajada Espoñala. Me cobra 40 Libras Egipcias la hora (menos de ocho dólares) por clase particulares: estoy absolutamente sola con ella.
Quedamos en encontrarnos en un café muy tranquilo al lado de la Ópera House, solo dos paradas de subtes después de la nuestra. Ramy, que volaba de fiebre, insistió de todas maneras en acompañarme, esperarme y volver conmigo para enseñarme el camino. Esa es la primera razón por la cual necesito aprender a hablar: independencia. Al principio pensé que era un exagerado; después me di cuenta que si hubiese ido sola, habría sido carne de cañón.
Viajar en subte es toda una aventura: hay vagones para hombres y para mujeres. Y aunque pensarán "uy qué retrógrados, separen hombre y mujeres", yo doy gracias a dios que existan, porque en el vagón de los hombres no viajo NI EN PEDO. El subte es muy lindo, y hasta podría aventurarme a decir que mucho mejor que el de Buenos Aires. Pero el tumulto que se concentra, de una ciudad con 20 millones de seres humanos, es impresionante. Y si caminar en la calle es difícil, ni se imaginan desenvolverse en un subte en donde uno está prácticamente pegado al otro.
Llegamos y nos sentamos. Hala aún no había llegado. En Egipto, cuando uno piensa en un horario, tiene que ponerle unos 15-20 minutos de retraso por el tráfico. Si no hay embotellamientos - recuerden que los semáforos están apagados - es porque alguna avenida ha sido totalmente cerrada para que pase algún ministro o personaje importante, al mejor estilo sultán... Y eso sin contar algún choque, accidente, etc.
De pronto una chica, super moderna, vestida en jeans y remera, sin velo, se acerca, mira como esperando a alguien. Ramy me dice que probablemente sea ella y se acerca a preguntarle. No, no era. Seguimos esperando y decidimos llamarla. Hala nos avisa que en dos minutos aparecerá con un libro en la mano por el camino a nuestra derecha... Y efectivamente dos minutos más tarde aparece una persona de estatura baja, con un libro en la mano... y un velo en la cabeza.
La sorpresa de Ramy fue muy cómica. Sé que les resulta difícil de entender, pero traten de comprender que Ramy y su círculo de amigos viven siendo juzgados por el resto de la sociedad. En estos momentos, Ahmed, un amigo en común de Australia, está en todo los medios de prensa junto con su organización, CARITAS, acusados de "enseñarles a los jóvenes cómo tener relaciones sexuales y no quedar embarazadas"; ¡cuando en realidad Ahmed es médico, dicta cursos sobre SIDA y enseña cómo utilizar preservativos para no contagiarse de enfermedades!
Egipto es como la novela "1984": toda la información es completamente distorsionada y manipulada por los grupos religiosos, el gobierno, etc. A veces publican cosas del mundo exterior que en realidad no existen - como la gripe aviaria - o se veta información que sucede dentro de Egipto pero que sólo el mundo exterior se entera. Acá vivimos adentro de una burbuja, y si no nos conectamos a Internet, no nos enteramos de absolutamente nada.
Hala es religiosa y sigue sus preceptos como cualquier mujer que decide ser monja o llevar un crucifijo: por opción. Inclusive hemos hablado del tema, y me cuenta que es muy selectiva con su ropa: no quiere ser como muchas mujeres que portan velo, pero que usan ropa terriblemente ajustada - la verdad que yo misma considero que es exagerado como visten, con el jean metido hasta el medio del culo como jamás he visto ni en Argentina. Es contradictorio, es cierto. Me confiesa que por lo general le gusta confeccionar su ropa: muy moderna pero todo amplio, para no contradecir sus creencias religiosas. Charlar con ella me parece sumamente fascinante. Después de todo, es la primera egipcia, fuera del círculo de amigos de Ramy, con quien puedo hablar con libertad. Fuera de su atuendo, Hala es un ser humano divino: divertidísima, super chistosa y muy alegre.
Me enseña árabe 4 días a la semana una hora y media. Es muy exigente y vamos rápido. Justo lo que a mi me gusta. En la tercera clase ya estaba leyendo, pero creo que me falta aún más práctica. Hala me alienta mucho. Es increíble que esta mujer de pequeña estatura, a quien cualquier occidental miraría como una pobre subyugada, me transmita tanta seguridad y sea la clave indispensable para mi propia autonomía.
El libro se abre al revés, las letras son como jeroglíficos y tengo que aprender como un niño de 6 años a relacionar un dibujito con un sonido. No es tarea fácil, debo reconocer. Además la caligrafía, ni les cuento. Un punto más o menos cambia completamente el sonido y/o el sentido de la palabra.
Al principio me sentía super mal, hay una letra de mierda que es impronunciable - a mí que tanto me gusta la fonética y que jamás me costó - y las letras cambian la escritura dependiendo de si están al principio, en el medio o al final. Hala me da muchísima tarea, mucho vocabulario y a los dos primeros días me sentía agobiada. La tercera clase me levanté temprano para estudiar y repasar el vocabulario. Ramy siempre listo a ayudarme, empezó tomándome el vocabulario. Casi me pongo a llorar, después de 2 horas de práctica, lo primero que me pregunta ya no lo recuerdo. Es como aprender chino básico. Me doy por vencida: "no lo sé". Me pregunta la próxima: "seguro que no lo sé, así que no me preguntes más". Me mira y me pregunta: "¿vas a seguir sintiendo lástima por vos misma toda la mañana o vas a aprender? Si no querés aprender, está todo bien, pero vos no sos así". Me calmé, tenía razón, no podía entrar en pánico y darme por vencida a la primera de cambia. Tenía que poder pasar esto, todo el mundo aprende árabe. Tenía que tranquilizarme y ponerle garra. Cerré los ojos, miré la lista mentalmente en mi cabeza y respondí lo que me había preguntado.
Me miró, sonrió, me dijo "Shukron" (gracias) y respondí "Afwan" (de nada). Me vestí y partí a mi 3era clase. Increíblemente, leía y mucho más rápido de lo que yo pensaba - igual soy una tortuga, no se crean! Ese día volví de la clase victoriosa; caminé sin mirar hacia abajo, recorrí todo el metro subiendo por las escaleras comunes para no sentirme aprisionada entre la muchedumbre y entré a casa triunfante: señoras y señores, es mi tercera clase y ya puedo leer, además de armar pequeñas conversaciones y leer cada cartel que hay en la calle como cualquier principiante de 1° grado.
Ese mismo día, en mi nuevo camino hacia la autonomía, instauré una nueva política: "I dont give a shit" policy, bajo la cual no pienso mirar más hacia abajo y cualquier hombre que cruce miradas conmigo, lo siento mucho por él: soy una mujer sexy, felizmente casada. Miro hacia adelante, y dentro de los cánones de respeto hacia otra cultura, me visto como se me da la gana. Además, ¿les conté que tengo celular nuevo? El mío no funciona, los putos de Personal se ve que lo bloquearon. No me importó, me compre el más barato, pero es super bonito. ¡Tiene inclusive las letras occidentales y en árabe!
Me siento un pequeño genio lleno de coraje...
Tercer ingrediente: sarna con gusto no pica
Así es. La vida es loca y tiene sus vueltas. Me irrita que nadie haga una cola para nada: cuando llegás a la caja del supermercado, es una jungla. Imagínense gente empujándose y colándose para llegar primero a la caja, todos mezclados como hormigas. No existe el más mínimo respeto.
Ni les cuento nuestra odisea en el Ministerio del Interior para extender mi visa: toooodoo el mundo agolpado contra los mostradores, ni números ni nada: la ley básica del más fuerte - o el más vivo, mejor dicho.
Las calles son super sucias, la información recortada que ya le da gracia a uno, los semáforos apagados, los cruces de peatones no existen y uno tiene que aprender a cruzar la calle de la mejor forma posible... En fin, el mundo parece totalmente al revés.
Pero uno aprende a amar a Egipto con todo lo malo y todo lo bueno. No sé por qué, será que uno viene con la cabeza preparada a lo distinto, y aprende a amar las pequeñas cosas o momentos de la vida. Creo que así, cualquier lugar del mundo es absolutamente maravilloso... Pero como dijo Benedetti sabiamente, el mundo es incontable... y descubrirlo un intoxicante placer...
Hasta la próxima,
Regi
xxx

domingo, 17 de mayo de 2009

Sharm El Sheikj: ¿Paraíso terrenal o Las Vegas en el Cielo?

Advertencia: Este post ha sido creado especialmente para los rompebolas que pidieron fotos. Cargarlas me costó un perú y resumir toda la semana de vacaciones me llevó otra semana entera. El post es probablemente largo y aburrido. No contiene información de alto voltaje así que supongo que para las chusmas de todos los días será más que aburrido. Espero que lo disfruten...

Sharm El Sheikj y la Península de Sinaí



Después de una semana de silencio, me dispongo finalmente a contarles mi fabulosa Luna de Miel... y a subir fotos. Así es amiguitos de la comunidad de los anillos, nos fuimos a la Península de Sinaí, a un resort 5 estrellas y sentía que me había trasladado a Alemania. ¿Qué más puede pedir una para la Luna de Miel? Así que acá va lo que fui escribiendo con el pasar de los días mientras estuve en Sharm:


"Sharm El Sheikj es una pequeño paraíso perdido en el medio del desierto, entre las montañas del Sinaí, sobre el Mar Rojo. Un lugar maravilloso... Por la ventana de la habitación no me canso de ver las montañas y me asombro cuando Ramy me dice que a eso ni siquiera le llaman montañas, porque no las consideran con la altura suficiente.


El hotel, de una cadena alemana, es un sueño: con todo tipo de lujos y comodidades occidentales, creo que me resultará bastante difícil readaptarme al Cairo. Y no me mal interpreten, hoy por hoy, lujos y comodidades significan besarse, usar pollera, abrazarse, usar vestidos y no tener que pensar si es o no lo correcto. El hotel es como un gran barrio canadiense. No es un monstruo de cemento lleno de habitaciones. Son pequeñas casas, mucho verde, muchas palmeras, glorietas (luego aprendí que porque por eso se llama resort... yo y mis hostels de mala muerte...) y hasta tenemos un pequeño estar afuera si queremos comer mirando las montañas. Un verdadero sueño :o)

La pileta es otro espectáculo. Lo que ven aquí es una pequeña partecita: es una círculo gigante, con puentes en el medio y a lo lejos se ven también las montañas. La mejor parte se la lleva, por
supuesto, el jacuzzi! IM-PRE-SIO-NAN-TE! Y ni que hablar que al lado de las alemanas y las inglesas, yo soy Claudia Schiffer! Gracias a Dios que no hay australianas a la vista! La comida también es excelente: desde italiano hasta asiático, puedo pedir lo que se me dé la gana. ¿Y mejor aún? El room service!!! Creo que es el sueño de todo argentino: dos chefs te traen los platos calientes a la habitación y comés hasta reventar. Eso es como una ley en Egipto: en el plato siempre tiene que sobrar comida.

En fin, un pequeño paraíso terrenal: lugar perfecto para descansar, pasarla muy bien de a dos y divertirse mucho. Por la noche tenemos un pequeño minibus que nos traslada desde el hotel, en el medio de la nada, hasta un pequeño pueblito llamado Naama Bay. Son solo 15-20 minutos de una ruta en línea recta. Cuando uno pasea por estos pagos, tiene la impresión de haberse trasladado a algún lujoso lugar en Dubai o Jordania. No al pedo el Sinaí esta en el medio de este abismo entre la pobreza de África y la fastuosidad de Medio Oriente. Y como bien dice mi guía de viajero, Sharm es lo más caro y opulento en Egipto."

Bueno, hasta ahí había llegado ... no se van a pensar que en vez de disfrutar la Luna de Miel me iba a poner a escribir para Uds!


Las Vegas en el Cielo



Lo desilucionante fue la "ciudad". Un pequeño pueblito llamado Naama Bay construido al mejor estilo "Las Vegas": casinos, restaurantes, boutiques de marcas internacionales, luces, muchos europeos alcoholizados, muchas rusas queriendo engancharse un árabe - que mucha resistencia no ponían - y muchos rusos gays (Nota para mis amigos de SIGLA: pueden venir tranquilamente ;o). Al fin y al cabo me di cuenta que todos estábamos ahí por la misma razón: hacer todo lo que no podíamos hacer en el resto de Egipto.

Pero bueno, el paseo valió la pena realmente. Además de un par de cosas que necesitaba comprar, aprovechamos para comer en un excelente restaurante de mariscos - recomendación de mi excelentísima guía del viajero - a la luz de las velas... nada más romántico. La comida estuvo genial y por supuesto, siguiendo la regla egipcia, los platos eran super abundantes. Yo pedí un arroz preparado especial de acá, con no sé qué pescado del Mar Rojo que estaba delicioso. Ramy, un loco por los frutos de mar, se pidió un plato entero de langostines con no sé qué otras yerbas. Como observarán, era comida como para un ejército y en realidad ordenamos simplemente dos platos.

Pero lo mejor, por supuesto, era poder comer, besarnos, charlar, reírnos y acariciarnos sin nadie que mirara raro, sin sentirse como un bicho raro... en paz, como si estuviera en cualquier lugar de Occidente. Es extraño porque hay algunos egipcios que vienen de vacaciones, y se ven algunas mujeres totalmente cubiertas, o con velo... pero aquí no miran mal, o mejor dicho, no miran directamente. Esta vez, me di el lujo de ser yo quién pispeaba...


El Mar Rojo: el Paraíso en la Tierra


Pero la mejor parte se la lleva, sin duda, la Naturaleza: el mar, las montañas... es un pequeño paraíso terrenal que uno puede imaginar muchas veces, pero que cuando lo ve con sus propios ojos, no deja de asombrar, deslumbrar e inclusive produce cosquillas de la emoción.

Mi primer "encuentro" con el Mar Rojo, fue en la playa del hotel. En realidad, algunos hoteles prefieren tener playa, otros prefieren resguardar la caída de la barranca, construir un pequeño muelle para preservar los corales y uno se tira metros adentros en pleno mar. Simplemente maravilloso. Con un par de antiparras podés hacer snorkling todos los días en la "playa" del hotel. Fabulosa idea, además de ecológica.

Así que teníamos un colectivo cada 15 minutos desde las 8 am que nos llevaba a la playa del hotel. Es un poco difícil de explicar, pero básicamente el hotel es tan grande, con canch
as de tennis, golf, etc., calles internas... imagínense un pequeño barrio... se necesitaba este colectivo que en 10 minutos te llevaba al lugar más maravilloso del hotel: el mar.

Construido sobre terrazas en la montaña, entre palmeras, sombrillas y arenas, a lo lejos podían verse las montañas, y apenas llegaba uno al muelle, los corales, los peces de todo tipo y colores, nadando sin ningún problema.

El primer día que fuimos, no pude creerlo. Descendimos del colectivo, y entramos como en una casona española. Empezamos a descender por un sendero y de pronto veo estas terrazas y una magnífica escalera en madera que me guiaba directamente hacia el muelle.

Ese día fuimos tarde. Tomamos el colectivo de las 6 de la tarde sin saber que el último de regreso era a las 6h20. Éramos las dos únicas personas del hotel en tomar el colectivo a la playa, y se ve que le caímos bien al chofer, o no sé por qué, nos dijo que volvería a buscarnos pasaditas las 6h30. Cuando llegamos, Ramy empezó a morirse de la risa cuando me paré en el borde de las escaleras, miré el horizonte un minuto entero porque no podía creer lo maravilloso que tenía frente a mí, y de pronto empecé a correr por las escaleras.
Llegué al muelle, bajé las escaleras lentamente, toda vestida obviamente, miré mis pies y no podía creerlo: los peces estaban ahí nadando al lado mío, los corales, las plantas, todo brillaba ahí a centímetros mío.

NUNCA, JAMAS en mi vida vi algo más hermoso...

Ramy seguía riéndose y sacándome fotos. Cuando después las vimos juntos en la habitación, me dijo que le causaba mucha risa verme porque parecía una nena que veía el mar por primera vez. Y en cierto sentido tenía razón: nunca había visto algo tan maravilloso en la Naturaleza.

Estaba a punto de tirarme vestida al agua de la emoción que tenía. Eran las 6h15 de la tarde pero el agua estaba templada... calma, sin olas. Ni lo pensé, ya estaba casi metida, cuando Ramy me preguntó si realmente pensaba meterme vestida... Me detuve, como si fuera sonámbula, subí las escaleras, me saqué la ropa en menos de un segundo, y sin pensarlo ... ¡salté, al mejor estilo ballena que me representa!

La sensación fue hermosa: el agua cristalina, el fondo oscuro, lejano, los corales, los peces nadando tranquilamente... y el mar era todo mío! No había más nadie obviamente!

El agua salada como la puta madre: imposible abrir los ojos abajo del agua. Ni me imagino lo que debe ser el Mar Muerto!!!

Nadé 10 minutos, hice la plancha, miré el horizonte en paz, la montañas a lo lejos de un lado, el final del mundo del otro... ¿Qué más podía desear en ese momento? Lo tenía todo: estaba en el Paraíso.

Tenía que salir, irme... pero se imaginan lo difícil que era eso?

Poco a poco fui saliendo de la misma manera en que había entrado: ¡como un chico! ¡No quería irme, pero íbamos a perder el colectivo de vuelta! Salí despacito, tranquila, en cada escalón miraba mis pies, el agua cristalina, los peces nadando alrededor mío... y suspiraba. (¿Cuántos veces mencioné lo de los peces ya?)

Miré el horizonte una vez más, suspiré por última vez, me puse la ropa rápido y corrimos hacia la entrada. Por suerte el chófer aún no estaba allí, me habría dado mucha pena haberlo hecho esperar, especialmente porque estaba haciéndonos un favor.

Y volvimos...


Me bañé, comí y quedé muerta en la cama. 10 minutos de emoción más 10 minutos de adrenalina intensa habían sido suficientes. Ramy salió afuera a fumar un cigarrillo y cuando volvió yo no estaba. O más bien estaba tapada como un oso bajo el acolchado. Me había quedado dormida como un bebé...

Después de tremenda experiencia, quería conocer todo lo que hubiese a conocer en y del Mar Rojo. Así que al día siguiente, Ramy llamó a la oficina de Excursiones y Recreación adentro del Hotel. Nadie entendía mi acento: parece ser que si no hablás mal y trabado como los alemanes de mierda, nadie entiende qué mierda estás diciendo. Así que Ramy habla árabe: eso al menos tenían que entenderlo!

En mi guía habíamos leído que a solo 20 km. de Sharm, había un lugar maravilloso, llamado Ros Mohamed: un Parque Marítimo donde se podían ver todas las especies de plantas y peces, cuidadas como patrimonio. Es a su vez el punto más al sur de la Península del Sinaí, y por lo tanto lo más adentrado en el Mar... lo cual lo hace aún más hermoso. Así que sabíamos que también queríamos ir ahí.

Con esa información, Ramy llamó, habló 10 minutos máximo, cortó, me miró, sonrió y dijo: - "Hay una excursión en submarino que son aproximadamente 3 horas, para ver el fondo del Mar, y otra para hacer snorkling en Ros Mohamed, todo el día en barco" - hizo una pausa y agregó: "Yo creo que tendríamos que hacer las dos". Siiiiiii, me encanta que pensemos exactamente lo mismo hahahaha ¿Por qué íbamos a elegir entre una u otra cosa?

Fuimos a la oficina de Excursiones, esperando que no nos cortaran la cabeza con los precios, porque saliese lo que saliese, ya habíamos decidido que íbamos a hacer TODO. Y finalmente salió mucho más barato de lo que pensábamos: el submarino U$S 15 para mí y un poco menos para Ramy - porque él es ciudadano... tengo que hacerme ya la residencia!; y la excursión en barco, todo el día, 3 lugares distinto dentro del Parque Ros Mohamed para hacer snorkling, el equipo incluido, más el almuerzo... U$S 44 para mí y un poco menos para Ramy!!!


El paseo en submarino y la aventura de snorkling



Vinieron a buscarnos al hotel temprano: a las 10 am había que estar listos... cuando en realidad a las 10 recíen estábamos desayunando generalmente. Preparamos todo y salimos de excursión. Éramos los primeros y había que recoger aún a otros turistas de otros hoteles. Para mi asombro, en la segunda parada, una pareja del Golfo se nos unió. Él, vestido normalmente. Ella tapada de negro, de la cabeza a los pies, lo único que podíamos verle eran los ojos. Fue un shock. ¿Qué mierda iban a hacer además de cagarse de calor?... pensé primero. Después me di cuenta que había formulado mal la pregunta: él no se iba a cagar de calor, por supuesto. ¿Qué mierda iba a hacer ella además de cagarse de calor?

La tercer pareja que recogimos, era una pareja de egipcios, recién casados. La chica llevaba prácticamente un top, y una super micro-mini. Y pensé en lo que había charlado en Buenos Aires con mi amigo Dani: ¿Y ésta cómo mierda sale durante el día en el Cairo? Fueron super simpáticos con nosotros desde el principio, posiblemente porque sintieron afinidad: las miradas indiscretas, los prejuicios, los ojos recriminadores de los demás.... En la cuarta parada subieron una inglesa con su hija y otra pareja - esta vez egipcios - y ella toda cubierta de negro: lo único descubierto eran los ojos.

Llegamos. Descendimos en una playa hermosa, rodeada de montañas, europeas en micro bikinis tomando sol... y yo pensaba estas pobre minas, todas tapadas de negro, a su vez con ropa abajo, que deberían estar cagándose de calor. ¿Realmente eligirán no ver nunca el mundo? Llevan cubierta inclusive la nariz. Y yo pensaba en la hermosa brisa que corría, el sol, el mar que apenas se movía... ¿podrán sentir el viento, la brisa del mar...? Yo cierro los ojos, trato de recordar lo maravilloso que era todo, y recuerdo el olor a mar, a desierto... ¿Qué recuerdos se habrán llevado ellas? En mi foto indiscreta, aquí arriba, podrán ver a Ramy caminando rumbo al submarino y la pareja del Golfo, más adelante, ella totalmente cubierta.

El viaje en submarino estuvo buenísimo. El "barco" no se sumerge totalmente. Tiene una parte arriba, en donde nos sentamos y sacamos fotos, miramos el paisaje y charlamos un rato mientras el submarino viaja mar adentro. Y una vez que llega a determinada posición en el mar, entrás por la puertita que ven en la foto y descendés unos tres metros, más un poco más que se sumerge el submarino...

Cuando se va sumergiendo, de pronto uno empieza a ver las maravillas del mar: el sol que traspasa el agua, ilumina las plantas, los corales, los peces de todo tipo de colores... Pez zebra, pez loro (que sorprendéntemente tiene los mismo colores y un pequeño pico), pez emperador... Y también veíamos a los que estaban haciendo snorkling y buceo!

Por suerte Ramy se encargó de sacar las fotos mientras que yo
observaba con la boca abierta y una sonrisa típica de un chico de 4 años. Todo lo que veo me emociona, me parecía impresionante: un mundo nuevo, totalmente extraño y diferente... Lo mismo que sentía cuando caminaba en El Cairo. Porque ese mundo bajo el agua, después de todo, tambien nos era totalmente ajeno.

El viaje fue bellísimo, creo que imposible de describir con palabras. Volvimos cansados, muertos, así que disfrutamos del resto del día en el hotel. Al otro día, supuestamente, teníamos que hacer el check out antes de las 11 de la mañana. Pero decidimos quedarnos un día más para
disfrutar de la excursión en barco y hacer snorkling. A la noche volvimos a Naama Bay con el único objetivo de comprar una camára descartable para sacar fotos abajo del agua... y por supuest que la encontramos! Y de paso aprovechamos para tomarnos un helado, pero no era nada que no pudiese encontrar en Argentina... seguiré investigando el mercado del helado en El Cairo.

Esta vez sí teníamos que levantarnos super temprano. A las 8 am pasaban a buscarnos: así que teníamos que desayunar y preparar una pequeña mochila para pasar el día completo afuera. La v
erdad no sabía qué esperar, pero tenía muchas expectativas.

De nuevo fuimos los primeros en subirnos a la camioneta. Luego subieron unas rusas y nos dejaron en otra playa diferente, donde ya había gente esperando. Para mi asombro, había nuevamente mujeres completamente tapadas. Qué mierda hacían ahí, no tengo idea. Es la imagen más masoquista que puedan imaginarse.

El barco era genial: super amplio, cómodo, un montón de asientos para recostarse, tomar sol, algunos bajo la sombra, sin olvidar que era obligación sacarse el calzado antes de pisar la hermosa madera de los dos pisos. Hicimos parada en tres lugares diferentes del Parque Marítimo de Ros Mohamed en donde hicimos snorkeling.

Para mi sorpresa, todas mis competidoras eran rusas: unos lomos impresionantes. De pronto
miré a las mujeres tapadas. Solamente una chica con velo se sacó parte de su ropa y disfrutó del agua. Quedó vestida en camiseta, calzas y un remera sobre la camiseta. Más el velo, por supuesto, que no se sacó en ningún momento. Las miré y sentí celos: no tenían que preocuparse por el pelo, la celulitis, los kilos de más, o las yeguas de las rusas que no sé cómo con esa piel blanca de mierda tenían todas un tostado impresionante. Maldije a las rusas, a las australianas, me quedé en bikini y me pusé a disfrutar del mar sin mayores inconvenientes durante el resto del día.


La experiencia es genial... por no decir única. Ver los corales, los mismo peces que había visto desde el submarino pero tenerlos ahí, al lado mío, era increíble! Era como estar en un mundo diferente, haber viajado a Marte y sentirse un completo extraterrestre. Acostumbrarme a respirar con el snorkel no me resultó para nada difícil - a diferencia de lo que supuse - y lo disfruté muchísimo. Sigan mirando Animal Planet porque el mundo y la Naturaleza son un lugar hermoso para vivir, de eso no hay duda. Pero si pueden junténse unos mangos porque hasta que uno no lo ve con sus propios ojos, no tiene gracia. Cuando uno lo ve con sus ojos, lo primero que se pregunta es "¿qué clase de mierda tenemos en la cabeza para destruir esto?".

Con Ramy nos nadamos todo. En un momento nos alejamos un poco - bastante - del barco y nadamos sobre unos corales bellísimos... Aunque tengo que reconocer que ver algunos lugares oscuros, en donde la luz del sol no penetraba, me asustó un poco: el típico cagazo de imaginarse que salía alguna clase de monstruo marino o algo así, supongo hahahahaha Le hice señas con las manos a Ramy de que estaba media cagada, esa con los dedos, ¿se ubican? Pero obviamente no entendió una mierda: siendo la expresión demasiado argentina, e imposibilitada de hablar bajo el agua, simplemente lo agarré de la mano y seguimos rumbo... En un momento quedamos como atrapados y para volver tuvimos que nadar lentamente por encima de unos corales, moviéndonos poco a poco para no tocar nada... Eso fue increiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiible... tener toda esa hermosura totalmente indescriptible a medio centímetro de uno, ir nadando y ver como las plantas se movían, algunas se cerraban y se habría, fue maravilloso. Inclusive aquéllos que no sean muy amantes del mundo natural lo encontrarán totalmente fascinante y emotivo.

Almorzamos en el barco y tipo 5h30 estábamos de vuelta, con el tiempo justo para bañarnos, guardar todo en la valija e irnos. Cuando verificamos los horarios de colectivos, el primero que encontramos era a las 11 de la noche. Así que aprovechamos para hacer la última cosa que no habíamos hecho: comer en el restaurante italiano que había dentro del hotel. Básicamente había restaurantes de todo tipo y gusto, pero obviamente no quisimos ir al italiano porque pensé que sería demasiado cliché: ¿qué podría encontrar que no haya comido nunca?... Pero la verdad me sorprendí a mí misma. La calidad del restaurante era de un 100: los platos exquisitos, las pastas 100% caseras, las salsas preparadas en el momento... un deleite. Y como teníamos muuucho tiempo antes de partir, primero nos tomamos unos tragos - obviamente no alcohólicos, como es costumbre en Egipto - con una entrada de panes y quesos típicos italianos, y una hora más tarde pedimos la comida: gnocchis con salsa de espinacas y tagliettes con frutos de mar (obviamente eso pidió Ramy).

Comimos y emprendimos el viaje de nuevo... No les puedo contar la tristeza que me agarró cuando tuve que ponerme de vuelta mi "potato bag" como le digo: una camisa hindú que traje, que me queda como una bolsa de papa y que gracias a Dios me protege de las miradas indiscretas que ya empiezan a molestarme... Y volvimos, y respiré profundo... Y aunque al vestirme me puse un poco triste de dejar atrás mis polleras, mis vestidos, mis remeras sin mangas y demás "objetos occidentales", me puse contenta de sentir que por fin volvíamos a casa. La casa que ya extrañaba y que aprendí a querer como propia. De volver a la vida normal de la gente normal, de la ansiedad de empezar por fin con mis clases de árabe, de sociabilizar con la gente, de conocer El Cairo que aún no conocía... De dejar de ser un poco menos extranjera para pasar a ser un poquito más egipcia.

Y volvimos: y la casa estaba llena de polvo igual que cuando la dejamos, ese polvo imposible de escapar en El Cairo, provenientes de las tormentas de arena; volvimos a los pájaros que están en mi balcón y me hacen recordar Argentina, al llamado a las 4h30 am desde la mesquita para el primer rezo de la mañana... Volvimos, dormí 3 horas y Ramy, que había empezado con fiebre en el colectivo de vuelta, se levantó conmigo para acompañarme a mi primera clase de árabe... pero esa, ya es otra historia
;o)